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La verdura que siempre está en temporada

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

AGRICULTURA

PALACIOS

Ahora que consumir los productos de cada estación es tendencia, el mercado tiene un aliado en la berza cultivada en la Terra Chá que no deja de crecer en ninguna estación

17 ago 2019 . Actualizado a las 20:55 h.

La costumbre, la tradición o una cierta pereza asocian algunos cultivos con una determinada época del año. Si pensamos, por ejemplo, en el grelo, difícil será que no venga a la cabeza un copioso cocido en el que la verdura, con la patata y con el garbanzo, resulta sabrosa e indispensable compañía de las variadas carnes. Si saltamos a la berza, poco esfuerzo se necesitará para imaginar un caldo en el que también hará la patata un gran papel.

Si dejamos la imaginación y las preferencias gastronómicas y pisamos tierra firme, expresión muy adecuada en este caso, descubriremos que la berza llega al mercado casi todo el año. Con alrededor de hectárea y media de terreno dedicada a este fin, repartida entre un municipio chairego (Xermade) y otro mariñano (Mondoñedo), José Manuel Fraga obtiene al año entre 15.000 y 18.000 kilos de berza, que vende a una cadena de distribución.

Abono y estiércol

La producción tiene algo de ecológica, y en la expresión hay más que una declaración de intenciones. El terreno, explica Fraga, está certificado como ecológico, aunque la planta que usa no lo es. Compra la semilla en la próxima parroquia de Labrada (Guitiriz), y el tratamiento que luego recibe el terreno está cerca del autoconsumo: aplica abono cuando se hace el trasplante, y después, estiércol que procede de vacas de su propiedad.

Con esos métodos, afirma, están sentadas las bases para una cosecha que empieza en febrero o marzo y que aproximadamente un mes después comienza a dar fruto. Fraga, de todos modos, subraya que el terreno seco es un adversario: «Canto máis húmido, mellor para a horta», dice. Tampoco viene mal un clima un poco fresco, sin demasiadas heladas, por lo que, agrega, la producción de la parroquia de Piñeiro (Xermade) es un poco superior a la de Masma (Mondoñedo). «É coma os grelos; por aí lle andan», afirma Fraga sobre los detalles de las berzas.

Con casi 15 años de experiencia, en sus fincas ha ido aumentando Fraga la producción, clara consecuencia de la demanda del mercado. Empezó con unas 40 plantas, y el crecimiento, subraya, no es ajeno a las cualidades de la verdura. «Se tes o produto, a demanda vai xurdindo pouco a pouco», asegura.

Fraga reconoce que la berza es un producto menos conocido que el grelo o el repollo. No obstante, destaca que esta verdura, tiene la ventaja de llegar al mercado prácticamente todo el año. No es ese el caso del grelo, cuyo ciclo de consumo en fresco apenas va más allá del invierno. Fraga, prudente pero también un poco optimista, recalca las ventajas de ciertas comarcas para este y para otros productos: «Temos un clima perfecto para moitas cousas», dice.

«Un problema que temos aquí é darnos a coñecer»

 Si la berza es una verdura poco conocida, si su calidad parece sobradamente acreditada, si se produce porque el mercado la demanda, puede suponerse que su difusión aumentará. Fraga no lo niega, pero a continuación agrega: «O problema que temos aquí é darnos a coñecer», afirma. El primer aspecto en el que debe trabajarse es la búsqueda de una estrategia común de todas las partes implicadas.

«A administración ten moito traballo», opina Fraga, que insiste en la necesidad de campañas de difusión que no acaben poco después de haberse lanzado. «Hai que ir pouco a pouco, sen parar», dice. Así, entiende, puede conseguirse que productores y consumidores acaben dando a productos gallegos el valor que realmente tienen: «Fáltanos crer o que temos que crer nós», sostiene.

«Temos que ir todos xuntos», advierte.

 Cultivos como el grelo o la patata tienen su IXP (Indicación Xeográfica Protexida), algo que también se da en productos cárnicos. Fraga no cree que haya rivalidad entre unos y otros -«A verza non é rival do grelo», dice-, y sí, por el contrario, propone la el desarrollo de medidas conjuntas, aplicando para ello costumbres gastronómicas: «Non se concibe o cocido sen patacas», subraya. «Temos que ir todos xuntos», advierte sobre el futuro.