Un productor con fincas en Xermade y en Vilalba cultivará una variedad más tardía que la habitual
13 ene 2022 . Actualizado a las 09:45 h.El grelo también puede salir en primavera. La verdura que empieza a llegar al mercado mientras avanza el mes de enero puede venderse además cuando el invierno está acabándose y cuando, al menos desde el punto de vista del calendario, ha dejado su sitio a la primavera. Con esas perspectivas trabaja un productor de Terra Chá, José Manuel Fraga, que prepara en terreno de la parroquia de Santaballa (Vilalba) la variedad que comercializará.
La primera campaña está en marcha. La superficie dedicada es reducida, apenas unos 1.500 metros cuadrados, aunque el productor explica la razón de ese tamaño más bien escaso. Lo que se sembró no está orientado a la distribución sino que es un ensayo y una forma de asegurarse semilla para próximas campañas. Esta variedad de grelo se cultivará, en principio, en Xermade, en donde Fraga piensa sembrar alrededor de media hectárea. Actualmente produce grelo en fincas situadas en el municipio vilalbés y en el xermadino.
Él la consiguió en Abadín, en donde se la facilitó una familia que lleva años cosechándola y que ya no recuerda si fue introducida hace décadas o si siempre fue habitual. Un simple observador tendría evidentes dificultades para percibir que las hojas que se ven actualmente en Santaballa son de una variedad distinta a la que acompañará raciones de cocido en semanas venideras, aunque algún matiz sí hay.
Fraga dice, en primer lugar, que la hoja es un poco más verde que la del nabo cosechado habitualmente en la Terra Chá o en A Mariña. También sabe, por comentarios de gente que lo probó, que el sabor es casi el mismo que el de otras variedades. Igualmente el momento de inicio de la cosecha es más o menos el mismo que el de otras clases de nabo, que se siembran a finales de agosto.
El rendimiento que espera obtener es el mismo que en otras variedades, aunque en la cantidad recogida influye la ubicación de las parcelas: así, explica Fraga, en A Mariña puede conseguirse una producción de unas 14 toneladas por hectárea, mientras que en la Terra Chá anda por las ocho o nueve.
Lo que hay de nuevo en este caso, pues, es el final de la campaña. Fraga calcula que empezará a llegar al mercado a finales de febrero, aunque también prevé que no se deje de comercialice en fresco, por lo menos, hasta el mes de abril. Teniendo en cuenta que el grelo es un producto muy asociado a comidas del invierno, caldo y cocido sobre todo, resulta casi inevitable pensar que esta variedad se venderá a destiempo, aunque Fraga se encarga de aportar argumentos que enfrían esa idea.
En primer lugar, dice, hay posibilidad de comercializar grelo envasado, y se trata de una opción que los turistas solicitan en verano para llevarse a sus casas tras pasar por Galicia. En segundo lugar, afirma que el consumo de verdura depende tanto de las condiciones meteorológicas como del calendario: recuerda, por ejemplo, que la demanda de nabiza creció a finales de verano y a principios de otoño, en unos días que estuvieron marcados por un tiempo lluvioso.
Su preocupación sobre la cosecha de este año está relacionada con termómetros y barómetros. «Hai quince días, tiñamos un tempo case tropical e non se vendía un nabo», recuerda. En cuanto a la salida en el mercado, Fraga, que también cultiva repollo o perejil, vende su producción a una gran cadena.