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Gabriel López, agricultor de la Terra Chá pionero en cosechar soja: «É o cultivo do futuro»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

AGRICULTURA

López ha recogido este año la primera cosecha de soja.
López ha recogido este año la primera cosecha de soja. PALACIOS

El resultado de las nuevas políticas de la UE para fomentar el autoabastecimiento de proteína vegetal y luchar contra la deforestación empiezan a notarse en Galicia

14 dic 2022 . Actualizado a las 13:16 h.

Tras una larga negociación, el Parlamento y la Comisión europea llegaron esta semana a un acuerdo preliminar para vetar la entrada en Europa de materias primas o productos procedentes de bosques deforestados. En la lista está la soja, una leguminosa fundamental, por ejemplo, para la producción de pienso para el ganado y que España ha de importar en grandes cantidades. Esta nueva norma va en línea con la intención de la UE de caminar hacia el autoabastecimiento de proteína vegetal para ser menos dependientes de terceros países, un objetivo que se trata de alcanzar con las ayudas de la política agraria común (PAC) a los cultivos proteicos. Gabriel López, un agricultor de la Terra Chá, ha sido uno de los primeros en apuntarse al giro de timón que pretende dar Bruselas.

Este año ha obtenido la primera cosecha: unos 800 kilos. Vendrán otras, sin duda, porque él está convencido de la utilidad de la planta en muchas aplicaciones: «É o cultivo do futuro», dice. La soja se cosechó en un terreno de la parroquia de Roupar (Xermade) con manzanos, de los que saca materia prima para la producción de sidra a pequeña escala.

La soja le sirvió para ahorrar tiempo y dinero que otros años necesitaba para la finca. Ni ha tenido que comprar abono orgánico, ni ha necesitado preocuparse por desbrozar un terreno en el que solía crecer la vegetación. Ha sido un pequeño paso, ya que solo dedicó a soja unos 1.200 metros cuadrados, distribuidos en hileras, dentro de una parcela de casi una hectárea. 

Sin embargo, con ejemplos como el suyo puede equilibrarse, aunque sea lentamente, una balanza comercial negativa. No hay que olvidar que, según los datos del Ministerio de Agricultura, España importó en el 2021 3,6 millones de toneladas de habas de soja por un valor de 1.719,82 millones de euros.

Si alguien cree que la soja es un cultivo propio de países asiáticos o de países del continente americano como Brasil o Estados Unidos (de ahí procede la mayor parte del haba de soja que entra en España) y que en Galicia resulta difícil su viabilidad, una conversación con Gabriel López disipa las dudas. «Non se dá porque non se intenta. É cuestión de vontade», dice. Él compró la planta a un distribuidor del Mediterráneo, y los resultados han sido esperanzadores.

A salvo del jabalí

La soja le evitó la compra de abono porque aporta, como leguminosa, nitrógeno al suelo. La finca tiene un cierre, pero López afirma que incluso en terrenos sin protección queda a salvo de los ataques del jabalí, un problema habitual para agricultores y ganaderos en Galicia. Este campesino asentado en la Terra Chá explica que hace años, en las afueras de Santiago, ya ensayó este cultivo, y la falta de cierre de protección no le supuso ningún contratiempo.

El ahorro en abono orgánico (López apuesta por la agricultura ecológica) puede situarse este año en unos 1.500 euros. Si lo comprase en pellets, el coste sería menor, pero tendría que desembolsar unos 600 euros. Además destaca que la planta es resistente y que puede combinarse con cereales (maíz) o con tubérculos (patata). 

Planta para el 2023

La primera cosecha también servirá para disponer de planta para la del año próximo, con lo que no le hará falta comprarla. Pero López amplía también la perspectiva y extiende las posibilidades del cultivo de soja más allá de lo relacionado con la ganadería. Apunta, en primer lugar, que se trata de un producto imprescindible para un tipo de bebida vegetal al alza en el mercado. En segundo, comenta que las propiedades proteínicas de la soja pueden ser una alternativa al consumo de carne: López declara que es vegano, pero también cree necesario buscar nuevos alimentos para un planeta cada vez más poblado. Así, subraya que el cultivo de esta leguminosa no solo debe ensayarse, como en su caso, por convicción sino también «por necesidade pura e dura, vital».

El ciclo de la soja es de unos cuatro meses. Lo normal es plantarla a finales de abril o a comienzos de mayo y recogerla en septiembre. La cosecha de este 2022 se inició con algo de retraso, por lo que la recolección también se retrasó, algo que López prevé corregir en próximas campañas.

Con otro compañero desarrolla en Xermade el proyecto Lagar da Granha, que va más allá de la agricultura ecológica y que él define como agroecología. En Galicia, explica López, hay algunos pequeños proyectos en los que se utiliza la soja; pero él también relaciona su nuevo cultivo con algunas incipientes iniciativas de lugares próximos a Xermade. Teniendo en cuenta esas perspectivas y la voluntad de ampliar el cultivo, López cree firmemente que este es un cultivo de futuro. «Xa falamos de realidades, non en abstracto», explica.