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El precio de la uva: la albariña se frena, el godello crece y la mencía se tambalea

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso VILAGARCÍA / LA VOZ

AGRICULTURA

Martina Miser

Rías Baixas mantiene las cotizaciones más elevadas y la variedad estrella de Valdeorras ya se cotiza a casi dos euros

12 sep 2023 . Actualizado a las 18:51 h.

Galicia ha madrugado este año para vendimiar. Apenas ha comenzado septiembre y la práctica totalidad de los viticultores y bodegueros gallegos están ya inmersos en la recogida de la uva, con pequeñas excepciones, como la Ribeira Sacra. Hasta hace no muchos años, a estas alturas pocos viticultores conocían el precio que iban a percibir por sus cosechas. Pero los cambios introducidos en la normativa han llevado a que actualmente no solo conozcan el precio, sino que firmen los contratos días antes de que entreguen su producción. Esto permite saber ya las cotizaciones que van a alcanzar las diferentes variedades.

La escasez de vino que sufrieron las bodegas en la pasada campaña., unido a que las previsiones de cosecha no eran demasiado abundantes, llevaron a que durante la última vendimia se disparase el precio de algunas variedades, como la albariña. Hasta 3,5 euros por kilo llegaron a pagar entonces. «Eses prezos tenden hoxe a desaparecer», cuenta Carlos Basalo, responsable de viticultura de Unións Agrarias. «Os prezos están máis estabilizados, non hai tanta subhasta de uva coma en anos anteriores e os prezos máis altos se renegociaron á baixa», añade Julio Reboredo, de la Asociación Agraria de Galicia (Asaga). De esta forma, este año, los precios más altos de la albariña rondan los 2,80 euros por kilo, aunque la media está más cerca de los 2,50 euros.

La otra variedad blanca estrella en Galicia mantiene en cambio la tendencia al alza. La godello no alcanza todavía las cotizaciones de la albariña, pero se le está acercando. «Cada vez hai máis demanda desa variedade e cada vez os prezos soben máis. Este ano xa roza os dous euros por quilo», añade Basalo. Es en la denominación de origen de Valdeorras donde esta uva registra los mejores precios. «Aínda que hai ofertas por abaixo, a maioría estase a pagar a dous euros e se máis houbera, máis se mercaría», insiste.

También en Monterrei la godello alcanza buenos precios, entre 1,50 y 1,80 euros por kilo, aunque hay ofertas puntuales que llegan a los dos euros. Estas mismas cotizaciones se repiten en O Ribeiro, donde la godello y la treixadura compiten en igualdad de condiciones, aunque la godello está también entre las más buscadas. La razón, añade Basalo, hay que buscarla en los mercados, que reciben con los brazos abiertos los vinos elaborados con esta variedad.

La tendencia a la baja de las tintas por la saturación de mercados

Galicia no es ajena a la tendencia de los mercados del vino nacionales e internaciones, donde en estos momentos son los vinos blancos los que triunfan. Por eso, mientras variedades de uva como la albariño o la godello están al alza, otras como la mencía no atraviesan su mejor momento. «Hai un problema global a nivel mundial. Francia está arrancando hectáreas de viño e Rioja está hasta arriba de viño tinto e iso nos está empezando a afectar», cuenta Basalo.

Esta situación está provocando que, por ejemplo en Monterrei, la mencía se cotice a un precio inferior al del pasado año, «sobre dez céntimos menos por quilo», añade. En Ribeira Sacra, donde esta variedad es la estrella, han conseguido mantener las cotizaciones de la pasada campaña, entre un euro y 1,20. La situación no afecta a otras variedades tintas menos abundantes, como la sousón o la brancellao, que se pagan igual que las blancas.

La subida de los costes de producción y del precio del vino

La subida que ha experimentado el precio de la uva está permitiendo a los viticultores gallegos afrontar la vendimia con cierto optimismo. Porque, en los últimos años y al igual que sucedió en otros sectores, el incremento de los costes de producción también fue significativo. Así que las diferentes organizaciones agrarias no dudan en calificar de buenas o muy buenas las cotizaciones actuales. El problema está en que estas repercuten directamente en las bodegas, que han incrementado también el precio del vino para hacer frente a estas y otras subidas.

«Son bos prezos, que cobren os custos de produción. Pero que ninguén pense que os viticultores se están a facer ricos. Este ano houbo moitos ataques de mildeu e, ao prezo que están os fitosanitarios, se non houbera estes prezos, moitos viticultores estarían pechando», asegura. Porque además de los químicos ha subido también el gasoil y la mano de obra. «Para os viticultores son uns prezos correctos, pero téñeno que ser tamén para as adegas, que teñen que ser capaces de repercutilos no viño. Antes isto era moi rendible para as adegas e para os viticultores non, agora é ao revés. Ningunha das dúas situacións é boa», añade Reboredo.

La novedad de la campaña de este año es que bodegas y viticultores están obligados a registrar los contratos que firman por la compra venta de uva. Esto está adelantando la firma de contratos, que antes no se llevaba a cabo hasta que el viticultores entregaba la uva en las bodegas. «Agora, tres días antes xa hai que asinar o contrato, para poder rexistralo», explica Reboredo. Hasta ahora, no se ha detectado que este nuevo sistema haya tenido alguna incidencia.

El otro gran problema de la vendimia, que ya se ha convertido en un mal endémico, es que no es sencillo encontrar gente dispuesta a realizar esta tarea, sobre todo, «atopar xente que queira traballar con contrato. A xente é moi reacia a ter contrato e os viticultores non se arriscan a non facelos», explica el portavoz de Unións Agrarias.