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¿Ayuda el glifosato a luchar contra el cambio climático?

X.R. Alvite REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

JOSE MANUEL CASAL

Los agricultores recuerdan que este producto contribuye a la productividad agrícola y piden la renovación de su licencia de uso

30 oct 2023 . Actualizado a las 09:51 h.

El 15 de diciembre caduca en Europa la autorización para el uso del glifosato, el polémico herbicida creado hace medio siglo por Monsanto y del que la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó en 2015 sobre sus potenciales riesgos para la salud de las personas. Es precisamente esta consideración la que ha provocado una profunda dimisión en el seno del  Comité Permanente de Vegetales, Animales, Alimentos y Piensos (Scopaff), en el que están representados todos los estados miembros y donde no se ha logrado la mayoría necesaria para aprobar ni rechazar la prolongación del uso de esta sustancia durante 10 años más, tal y como proponía la Comisión Europea.

 Habrá una nueva votación a mediados de noviembre en la que España, previsiblemente, volverá a votar a favor de la renovación de la licencia. Esa es, al menos, la petición que realizan de forma unánime desde Alianza para la Agricultura Sostenible (ALAS), una entidad que aglutina a las principales organizaciones profesionales agrarias.  «La decisión de votar a favor conlleva, además, un impacto positivo directo para los consumidores españoles y europeos. En un contexto de inflación, se podrá seguir empleando una herramienta que contribuye a la productividad agrícola y que permite llevar a los hogares productos seguros sin encarecer innecesariamente el coste de producción», apuntan desde esta asociación en la que están representadas UPA -matriz estatal de Unións Agrarias-, Asaja, las Cooperativas Agroalimentarias de España o la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), a la que está adscrita el Sindicato Labrego Galego.

 Tal es la defensa que se realiza del glifosato por parte de ALAS que incluso destacan sus beneficios a la hora de luchar contra el cambio climático. En este sentido, se alude a los criterios científicos recogidos en los estudios de la propia Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que permiten determinar que el glifosato es seguro para los usos a los que está destinado. 

 «La evidencia científica arroja que el glifosato contribuye a los objetivos de sostenibilidad de la UE en términos de lucha contra el cambio climático al permitir que los agricultores adoptemos prácticas de agricultura regenerativa, como la agricultura de conservación, que captura carbono en el suelo, fomenta la preservación y mejora de la biodiversidad en los ecosistemas agrícolas y mejora la calidad del agua», explican en un comunicado en el que reclaman que el Gobierno se mantenga firme en su decisión que «amparada en el criterio científico, resulta esencial para la sostenibilidad y competitividad de nuestra producción agroalimentaria, siendo un modelo para sus homólogos europeos en la toma de decisiones basadas en la ciencia».

 Aunque el uso de este herbicida está por ahora permitido en la UE, algunos países, como Bélgica, Austria, Francia y Alemania, han prohibido su uso a nivel individual. En España, según Ecologistas en Acción, el 34,6 % de los puntos de muestreo de aguas superficiales en estaban contaminadas por el herbicida, en base a los datos de su informe Nadando en glifosato publicado en 2022. El peor dato de contaminación se registró en el río Guadiana, con 308,10 microgramos de glifosato por litro, 3.000 veces superior a lo que permite la ley, según Ecologistas en Acción. En 2021, señalaron, las cuencas con un mayor número de estaciones en riesgo por contaminación por glifosato eran andaluzas: las cuencas mediterráneas andaluzas, de Gaudalete-Barbate y las de Tinto, Odiel y Piedras, seguidas por el Tajo, Júcar y Guadiana.

 A pesar de ser uno de los productos fitosanitarios más utilizados en Galicia, debido a su potencial a la hora de controlar las malas hierbas, no se tienen evidencias de zonas en las que se registren contaminación por glifosato. Pese a ello, diferentes administraciones optaron hace años por prohibir su utilización en los trabajos de desbroce ?se empleaba para retrasar el rebrote de la maleza- en los márgenes de los viales.