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Rafael Bellido, presidente de los sumilleres españoles: «Yo nunca he probado un albariño o un godello que fueran malos»

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

Martina Miser

Profesionales de toda España visitan estos días las denominaciones gallegas de la mano de Agasu

05 jun 2024 . Actualizado a las 10:08 h.

La Asociación Gallega de Sumilleres (Agasu) ha puesto en marcha el programa Embaixador de los vinos de Galicia, que ha traído a la comunidad a sumilleres de todo el país para conocer y recorrer las bodegas de la comunidad. Al frente de todos ellos está Rafael Bellido, presidente de la Unión Española de las Asociaciones de Sumilleres, que tiene muy claro que los vinos gallegos atraviesan un momento excepcional y que aquí hay muchas bodegas y bodegueros que están haciendo un gran trabajo.

—¿Cómo ve la situación de los vinos gallegos?

—Me parece espectacular cómo han evolucionan los vinos gallegos. A nivel mundial, en todos los sitios se conoce el albariño de Rías Baixas e incluso las diferencias que existen entre las diferentes zonas productoras. Hay marcas muy potentes y otras que se están empezando a conocer, de pequeños productores. Y no hay que olvidarse de las cuatro R, que aglutinan a las mejores denominaciones de España: Rioja y Ribera en tintos y Rueda y Rías Baixas en blancos. Ya todo el mundo, en cualquier restaurante de España, pide con nombre propio el albariño.

—Dicen que los vinos blancos están de moda.

—Se han puesto de moda los vinos blancos. Pero en Galicia, los tintos también están de moda. Hace años se buscaban vinos potentes, con mucha más madera, y ahora se buscan otros más sutiles, ligeros, que puedas empezar y terminar la comida con un tinto. Y así son los tintos gallegos. Yo creo que Galicia está en un superbuenmomento.

—El albariño dio a conocer el vino gallego en el mundo, pero dicen que es el momento del godello.

—Ya no solo es una zona concreta. Yo llevo en esto 30 años y empecé trabajando en Londres y allí ya teníamos un albariño, que era uno de los vinos que mejor salía porque a la gente le gustaba y repetía. Pero ahora también los godellos se están haciendo con el mercado. En Galicia hay muchas bodegas gallegas que están haciendo cosas muy buenas. Yo nunca he probado un albariño o un godello que fueran malos

—¿Cuál es la tarea de un sumiller?

—Ser el último eslabón entre la bodega y el cliente final. Es un apasionado que se dedica a esto porque le gusta. Y su tarea es reconocer lo que hace feliz al cliente. Le anima a pedir cosas que no se atreve a pedir. Lo saca de esa área de confort instándolo a probar cosas nuevas y explicándole el por qué de esa decisión. La idea es hacer feliz a la gente, para que tenga una experiencia estupenda.

—Entonces, es fundamental que sumilleres y bodegueros estén en contacto

—Totalmente. Viajes como este lo que permiten es que tengamos conocimiento directo de los vinos y las bodegas de la zona. El sumiller es el que decide qué se vende en un restaurante y viaja mucho. Yo acabo de llegar de Austria y ahora estamos aquí, en Galicia, que es una maravilla. Esto es una pasión, un oficio, no un trabajo. Tus días libres los pasas visitando bodegas o cuando quedas con tus amigos estás deseando abrir una botella y compartir.

—¿Qué les ha aportado este viaje?

—Normalmente ves fotos y paisajes de bodegas, pero cuando llegas aquí ves que, en realidad, todo es mucho más bonito, los olores son más potentes y la gente es muy natural. Catas cosas diferentes y ves la filosofía de cada bodeguero, que te explica por qué sus vinos son así. El viaje nos está permitiendo aclarar todas las dudas que podíamos tener sobre los vinos gallegos. Además, los sumilleres gallegos son unos grandes embajadores de sus productos.

—¿Qué es lo que más les ha llamado la atención?

—La capacidad de la gente de disfrutar y de compartir. Tú te vas a una zona como Burdeos y las bodegas son un negocio. Aquí, es un señor que vive de esto y que tiene mucha pasión por lo que hace. Quiere dar lo mejor que tiene a todo el mundo, de forma natural. Son bodegas pequeñas, que hacen su propio vino y que se mueven por todo el mundo para darlo a conocer porque se sienten orgullosos.