Muchos agricultores han decidido abandonar su cultivo por los elevados costes, la falta de mano de obra y los riesgos que implica. La menor producción ahce que en campo se paguen entre 0,80 y un euro por kilo
11 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Redondas. Achatadas. De sabor ligeramente más dulce que otros tipos más esféricos. Esas son las cebollas chatas de Betanzos, una variedad muy apreciada en Galicia que ahora corre el riesgo de ver ampliamente mermada su producción por los elevados costes que implica su producción, la falta de mano de obra para recogerla (la chata es tan delicada que en muchos campos hay que recogerla a mano) y los riesgos de que un hongo acabe tirando por tierra toda la cosecha. De hecho, como coinciden productores de la comarca de A Limia y de As Mariñas coruñesas, son muchos los que han dejado de plantarla porque no se atreven a arriesgar, pasándose a las patatas.
No es el caso de la cooperativa Postoiro, dedicada al cultivo de esta hortaliza en la comarca de A Limia, que este año no la echó porque, como explican desde la cooperativa, está pendiente de registrar la variedad propia de la zona de Vilar de Santos, la cebolla de Vilar. Una vez lo logre, volverá a plantar cebollas en sus tierras.
La reducción de la producción, sumada a la calidad de las cebollas chatas de esta temporada, han hecho que se estén pagando precios de récord en el campo: 0,80 céntimos en A Limia y un euro en la comarca de Betanzos.
Esos son al menos los precios que manejan agricultores consultados en esas comarcas. En Vilar de Santos, Marcos Nogueiras dice que «as cebolas chatas estanse pagando ao agricultor máis ca nunca». Ochenta céntimos por kilo recibe él, pero David López en la zona de Betanzos apunta que están pagando sobre un euro. La cuestión es que, como apunta este último, plantar una hectárea de la que pueden salir en la zona de Betanzos unos 20.000 kilos puede costar entre 12.000 y 15.000 euros, «pero ademais deses 20.000 quilos hai que descontar a cebola que se perde». Porque la cebolla es un cultivo que no se puede dejar mucho tiempo en la tierra. Hay que sacarla o comienza de nuevo el ciclo. Luego hay que ir introduciéndola en el mercado poco a poco. Con el riesgo que implica porque no se conserva en cámaras como en otras zonas de España.
La reducción de la superficie plantada, unida a las condiciones climáticas de este año en zonas como Betanzos, han provocado una reducción de la cosecha. Solo en A Limia, Marcos calcula que este año las hectáreas cultivadas pueden haberse reducido a la mitad. «Ao mellor sacaranse un millónde quilos», dice. Pero ahí aún no han terminado de recoger la cosecha, mientras que en la zona de Betanzos empezaron a recoger mucho antes. Aunque aún están levantando las últimas cebollas.