El proyecto que Cristina Yagüe y María Falcón impulsan desde O Salnés es la única nominación gallega a los premios Isabel Mijares de la Barcelona Wine Week
20 ene 2025 . Actualizado a las 21:05 h.El 3 de febrero, la Barcelona Wine Week, probablemente la feria internacional del vino más prestigiosa de cuantas se celebran en España, fallará el Premio Isabel Mijares de Mujeres del Vino en todas sus categorías. Entre las 48 nominaciones que concurren a esta edición solo figura una iniciativa nacida en Galicia. Anónimas Viticultoras, la aventura que María Falcón y Cristina Yagüe fundaron en el 2016 desde el corazón de O Salnés, aspira a hacerse con el galardón en su modalidad de mejor nuevo proyecto.
«Esta nominación es un reconocimiento a todo nuestro trabajo durante estos años, a nuestra trayectoria profesional. Sobre todo, nos hace mucha ilusión porque la filosofía del proyecto va más allá de lo que es elaborar vino y cultivar viña; es un proyecto transversal, que pretende rendir homenaje a las mujeres que siempre han estado ahí, realizando una labor fundamental para el desarrollo de la vitivinicultura en Galicia, pero han pasado desapercibidas». Este es, de hecho, el argumento fundacional de Anónimas. Cristina Yagüe, ingeniera agrónoma y enóloga por la Universidad Politécnica de Madrid, nació allí, en Madrid, para establecerse en las Rías Baixas hace largo tiempo. María Falcón es diplomada en Relaciones Laborales y máster en Administración y Gestión de Empresas por la Organización Industrial de Santiago, con la especialización de enología. Pero, ante todo, es una bodeguera de raza, cuya familia, enraizada en Cambados, puso en pie la bodega Don Olegario.
«Nos conocimos en una cata de vinos, nos caímos muy bien y María me propuso colaborar con la bodega de su familia. De hecho, yo hacía un tinto caíño en otra bodega, que el padre de María probó e inmediatamente quiso poner en marcha una elaboración así», explica Cristina. De esta forma nació su primer vino propio, un rosado caíño en un momento en el que casi nadie hacía nada parecido en las Rías Baixas.
Nueve años después, Anónimas no solo está presente también en la Ribeira Sacra y en Valdeorras, sino que se ha atrevido, además, a dar un paso fuera de Galicia. «Nos hemos ido hasta la Rioja Alavesa, donde tenemos entre manos la elaboración de un blanco y de un tinto en colaboración con Bárbara Sebastián, experta asesora en viticultura que es quien está focalizada en la zona y en la bodega con la que colaboramos». Se trata, subraya María, de sumar talento en una iniciativa abierta a otras mujeres y a campos complementarios como el de la ilustración.
Este zarpazo riojano en marcha en absoluto altera la raíz de Anónimas Viticultoras. «Al contrario, desde el principio pretendimos dar protagonismo a las variedades autóctonas para obtener su mejor expresión y que reflejen su propia identidad, ligada a una zona de cultivo, a unas condiciones climáticas, a un lugar y a un suelo concretos, y al manejo del viñedo. Trabajamos para que todo eso se exprese en el vino que hacemos». Albariño, caíño, ratiño, mencía o godello alimentan una decena larga de referencias. Cada una de ellas defiende, a su manera, el carácter y la personalidad que Cristina y María imprimen a sus muy cuidadas elaboraciones.
Desde O Salnés, sus vinos han llegado a Estados Unidos, Suiza, Gran Bretaña —donde han protagonizado su más reciente irrupción, concretamente en Escocia—, Dinamarca, Finlandia y un ramillete de países entre los que se encuentra Puerto Rico, una isla rendida a los rías baixas.
«La mujer, y más en Galicia, siempre estuvo ahí, detrás de las viñas, detrás de las bodegas, interviniendo en cada fase del cultivo y del proceso de elaboración, en el embotellado. Tanto más cuanto más familiar, porque el vino está muy arraigado en todo nuestro entorno. Galicia puede presumir de tener un nutrido grupo de mujeres productoras, elaboradoras y viticultoras. Compañeras que hacen una labor muy reconocida y a las que admiramos». Su voz, en Barcelona, estará representada por Anónimas Viticultoras. Ganen o no, el mero hecho de haber sido seleccionadas constituye un espaldarazo, la constatación de que la pasión, la dedicación, el atrevimiento y el trabajo duro nunca más pasarán desapercibidos.
Hacia el mercado. Una tercera parte de la producción de Anónimas se destina a la exportación. El mercado gallego y el mercado español se reparten sus otros dos tercios a partes prácticamente iguales.