Mientras que en los cuatro años solo se crearon en Galicia diez Sociedades de Fomento Forestal en Galicia, este año hay concedidas ayudas para doce que suman 2.500 hectáreas
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Las Sociedades de Fomento Forestal (Sofor), una de las medidas estrella de la Xunta para acabar con el abandono del monte, están arrancando. Aunque Medio Rural lleva años promoviéndolas, su avances ha sido más bien tímido en los últimos años. Sin embargo, ya sea por los temores a las sanciones por incumplir la ley de prevención de incendios o por una mayor concienciación sobre los beneficios de la explotación comunitaria, parece que la formación de este tipo de colectivos va apurando el paso. Si desde el 2014 hasta el año pasado se habían formado un total de 10 en toda Galicia, este año pasado se han concedido ayudas _ahora en ejecución_ para 12. Todas suman 11.172 parcelas y 2.518 hectáreas. Todo ese terreno es de 1.404 propietarios de los concellos de Dumbría, Silleda, A Estrada y A Veiga.
Tras la firma ayer de 50 propietarios de Olveiroa, el Concello coruñés de Dumbría tiene las dos primeras Sofor de la Costa da Morte después de que el pasado mes de abril también se sumaran a esta iniciativa una quincena de particulares de O Logoso. Y son también de las primeras de la provincia de A Coruña porque hasta hace poco solo existía una en A Serra de Outes.
Aunque subvencionado e impulsado por la Xunta, a este instrumento de gestión conjunta del monte le está costando arrancar. Los vecinos conservan la titularidad de los terrenos, en este caso unas 273 hectáreas en total, y son también los propietarios de la sociedad limitada que se forma y a la que le ceden la gestión por un período de 25 años. Una sociedad que estará administrada por Servizos de Traballos Galegos (Stragal), la empresa que impulsa la iniciativa y se ocupa de los trámites y del cuidado del monte, con cargo a una subvención de Medio Rural, que cubre el 100 % de los gastos.
Los vecinos de Olveiroa y O Logoso, por tanto, dejan de tener que ocuparse de sus parcelas, que en muchos casos ni siquiera sabrían donde están exactamente, y de preocuparse por la cada más exigente ley de prevención de incendios forestales, que obliga a mantener los terrenos limpios.
En su caso concreto, incluso es muy probable que en unos pocos años puedan recibir algún rendimiento, porque se trata de un monte que lleva plantado unos 20 años y que no ha ardido de manera significativa recientemente. Llegado ese momento, el dinero se repartirá de manera equitativa en función de la superficie de la que es titular cada uno de los propietarios asociados.
Ayer en Casa Manola de Olveiroa, donde tenían que estar presentes de manera simultánea los 50 propietarios _que en realidad representan a muchos más, porque alguno interceden por hermanos y parientes_ lo que hicieron fueron firmar los documentos constitutivos ante el notario de Corcubión Diego Zozaya. Ahora, después de un procedimiento bastante engorroso, vendrán las actuaciones en un monte afectado por el caso Maceiras, con lo que no se venía limpiando.
¿Qué es una Sofor?
Las Sociedades de Fomento Forestal (Sefor) son la principal apuesta de Medio Rural y casi un empeño personal del director general de Ordenación e Producción Forestal, Tomás Fernández-Couto, que las presentó en Dumbría en el 2017, para luchar contra el abandono del monte, particularmente de aquel que está repartido en muchas manos y con una propiedad difusa o que va camino de perderse por el olvido. Da los detalles Marisé de García, de la empresa Stragal, que en cuanto acabe el año tiene previsto dejar constituidas 14, más de la mitad de las que existen en Galicia y entre las que está la de Vilar, también en Dumbría.
¿Qué opciones da la Xunta para atender el monte, que ocupa dos terceras partes de Galicia?
Trabajarlo directamente, a través de un tercero o que pase al Banco de Terras. El abandono no es una opción y se prevé que la legislación en cuanto a prevención de incendios, que obliga a tenerlo limpio se endurezca.
¿Qué ofrece la Sofor?
Un plan de gestión en el que los vecinos mantienen la propiedad y le ceden la gestión a una sociedad limitada por un período de 25 años. Esa sociedad tiene derecho a acceder a ayudas, que actualmente son del 100 % de los gastos, y además responde ante lo que pueda ocurrir. Se crea con un capital social de 3.500 euros y los propietarios no tienen que responder con su patrimonio ante posibles eventualidades. Además, es la que ingresa la subvención y, por tanto, el titular no tiene que tributar por ella como si la recibiese a título particular. Si tendría que pagar impuestos en el caso de que cobre beneficios, como, por ejemplo, de una venta de madera.
¿Por qué les cuesta tanto arrancar?
Por que el procedimiento en sí, a no ser que se ocupe una empresa como en este caso, o corra a cargo de personas activas en el sector, se vuelve muy engorroso en el momento en el que hay que poner de acuerdo a un número amplio de propietarios, que suele ser lo habitual, aunque no porque lo marque la ley. La normativa dice que se pueden formar con un mínimo de 50 hectáreas, que pueden ser de un dueño solo. Incluso después de formada la Sofor cada uno puede vender su parcela, se pueden hacer particiones de herencias y se conservan los derechos intactos, que es lo que más cuesta explicar en algunos casos.