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Buscan fórmulas para liberar el purín de antibióticos y metales pesados para rebajar la dependencia de fertilizantes inorgánicos

M. Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

GANADERÍA

cedida

La Axencia Galega de Calidade Alimentaria es uno de los socios que participan en el proyecto Nutritive que, además de elaborar un inventario de métodos de tratamiento de estos subproductos, pondrá en marcha varias plantas piloto para tratarlos

25 jun 2024 . Actualizado a las 19:00 h.

La dependencia de los fertilizantes químicos se ha convertido en un lastre a la hora de garantizar la seguridad alimentaria mundial para una población en constante crecimiento al superar los 8.000 millones de personas. Fue algo que quedó en evidencia tras el estallido de la guerra en Ucrania, cuando el incremento de precio del gas natural o del carbón, insumos clave para la producción de fertilizantes a base de nitrógeno, disparó también la cotización de estos productos. La búsqueda de una solución o soluciones al problema ha comenzado. Y una de ellas puede estar dentro de las propias granjas.

Porque como explica Manuel López Luaces, jefe del área de Formación, Innovación e Investigación Agraria del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo, «os xurros normalmente se tratan coma un subproducto das granxas, pero deberíamos tratalos como un tesouro que nos pode facer menos dependentes dos fertilizantes inorgánicos». De estar forma describe la importancia del proyecto europeo Nutritive, una iniciativa en la que participan 22 socios de nueve países europeos (España, Irlanda, Francia, Portugal Países bajos, Bélgica, Italia, Alemania y Polonia) junto con China, para buscar las mejores soluciones para tratar los purines que se producen en las explotaciones ganaderas de vacuno, porcino y avícola y, de esa forma, reducir el volumen de gases de efecto invernadero que se liberan a la atmósfera.

El proyecto, donde Galicia participa a través de la empresa de Vilalba Medrar Innovation Office, que coordina la idea, y de la Axencia Galega de Calidade Alimentaria (Agacal), acaba de arrancar con un presupuesto global de unos 7 millones de euros. Y por qué están los chinos. Por la importancia de sus sectores porcino y avícola, unos de los grandes generadores de este tipo de restos orgánicos.

El trabajo que tienen por delante los participantes es largo: «O primeiro que se vai facer —como explica López Luaces— é un recopilatorio das distintas solucións e normativas que se aplican nos países participantes para o tratamento dos xurros. Ademáis esa recopilación vaise facer por áreas climáticas; a atlántica, mediterránea, continental e alpina para ter un panorama global por zonas». Porque no todo vale para todos los territorios o climas.

Tras realizar ese inventario, la idea es construir una serie de plantas piloto —una de ellas en el centro de Mabegondo— donde se intentará comprobar cómo contribuyen las distintas soluciones a transformar esos purines en un producto fertilizante para uso en cultivos agrícolas. «Tratarase de reducir o volume de metales pesados como o cobre ou o chumbo, pero tamén intentarase ver o nivel de antibióticos quegardan eses xurros e tamén os productos que resulten despois de aplicarlles os diferentes tratamentos», explica este técnico.

Una de las técnicas que pretenden probar en la planta piloto gallega será la vermixestión, que no es más que usar la lombriz roja para tratar esa materia orgánica y convertirla en un fertilizante asumible para los distintos tipos de cultivos. Y para ello usarán tanto purines procedentes de granjas de vacuno como de porcino del entorno cercano. No solo tratarán los restos sólidos, también los líquidos: «Faranse drenaxes biolóxicos en lagoas con un modelo de filtrado biolóxico feito con prantas», comenta Manuel López Luaces.

Una vez realizados todos esos trabajos también quieren elaborar una serie de guías donde se explicarán los diferentes modelos de tratamiento de purines para ponerlos al alcance de los ganaderos o agricultores. La idea es que sean ellos los que luego elijan la alternativa más conveniente para sus explotaciones. Pero también se quiere mejorar la legislación y la tecnología dedicada a la recuperación de lo que, aunque se vea como un subproducto de las explotaciones, puede ser un tesoro.