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Ganaderos ovinos buscan cómo dar valor al medio millón de kilos de lana que producen cada año

M.Cedrón REDACCIÓN

GANADERÍA

Brais Lorenzo | EFE

Un Foro da Lá dará a conocer el mes que viene en Lugo la versatilidad de esta materia prima totalmente orgánica

23 ago 2024 . Actualizado a las 17:27 h.

Cuando a un montañero le preguntan qué camiseta prefiere para utilizar de primera capa en una escalada al Mont Blanc, lo más probable es que responda una de lana merina 100%. Los noruegos lo saben bien porque esta fibra natural es perfecta para guardar el calor, al tiempo que evita la humedad provocada por el sudor que provoca el esfuerzo. En Galicia no hay muchas ovejas merinas. Más bien pocas. Pero hay ovella galega, la raza autóctona, y también rebaños compuestos por animales cruzados. Según los datos que maneja la Asociación de Criadores de Ovino e Caprino de Galicia (Ovica) en el censo del 2023 había en la comunidad 153.810 animales distribuidos en los distintos rebaños que hay por la comunidad. Al igual que sus primas merinas, estas ovejas también se esquilan para garantizar su bienestar en los meses de verano. El problema es que, de momento, su lana no es tan cotizada como la merina y más que un ingreso extra para los ganaderos se ha convertido desde hace años en una carga.

Porque como explican desde Ovica «desde que China dejó de comprar lana tras la pandemia no la quiere nadie. Además tiene el estatus de subproducto animal —residuo de origen animal de tipo 3— y ha de ser recogido por empresas especializadas, pero ni esas compañías la recogen ya». Solo algunos pequeños artesanos han puesto en marcha iniciativas para darle valor usándola, sobre todo la lana de ovella galega, para hacer prendas artesanales. Lo que hacen es que ellos mismos lavan e hilan la materia prima antes de tejerla. El problema es que, aunque la intención es buena, su demanda no es suficiente para absorber las toneladas de lana generadas cada año en Galicia: «Están en torno al medio millón de kilos», estiman desde la asociación.

Ganaderías como A Ciruxana, en el Macizo central ourensano, lograron el año pasado que una artesana le comprara la materia prima, pero este año «só levou unha parte e o resto témolo almacenado na granxa dende abril que foi a esquila», dicen desde la granja.

Lo que precisan las granjas es una garantía de demanda que las anime a invertir en transformación y de ese modo poder cerrar el círculo, como explican desde Ovica. Porque más allá de poder utilizarse para tejer jerséis o gorros, vale para rellenar edredones, para construcción, para el sector del automóvil e incluso como manto para cubrir terrenos de cultivo agrícola.

Lo ideal, añaden, es que en Galicia hubiera una lavadero de lana porque en España, como cuentan en Ovica, quedan tres «en Palencia, Valladolid y Cuenca». La puesta en marcha de uno en Galicia abriría puertas. Al menos es lo que creen: «Houbo unha empresa española de construcción de autobuses que se interesou pola lá galega, pero non foron capaces de conseguir a que querían porque non hai modo de procesala. Pero para invertir no lavadoiro fai falla pechar o ciclo». Mientras la lana ahí está.

Como el problema de la lana que resulta de la esquila en Galicia no es nuevo, desde Ovica en colaboración con la Diputación de Lugo, han organizado el Foro da Lá, que tendrá lugar en el mercado municipal Quiroga Ballesteros, de Lugo, durante los días 14 y 15 del mes que viene. La idea es dar a conocer todo lo que se puede hacer con esta materia prima que es totalmente natural. Porque vale para mucho más que para estar almacenada en una granja. Desde esta asociación de ganaderos creen que cuando las empresas o los consumidores se den cuenta de las ventajas de esta materia prima orgánica, empezarán a demandarla. Entonces es probable que se atrevan a invertir para procesarla.