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La UE no permitirá comercializar ganado, soja, café, madera o cacao que provengan de bosques deforestados

M. Cedrón REDACCIÓN

SOSTENIBILIDAD

Vacas en un prado ubicado en un bosque deforestado de Colombia
Vacas en un prado ubicado en un bosque deforestado de Colombia Mauricio Dueñas Castañeda | EFE

Las empresas deberán de emitir una declaración sobre la procedencia de los productos que introducen en los mercados europeos, mientras que la UE usará satélites o pruebas de ADN para realizar controles de verificación de la información remitida.

07 dic 2022 . Actualizado a las 13:31 h.

La selva del Amazonas absorbía en la década de los noventa unos 2.000 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2). El año pasado, según Greenpeace, esa parte del planeta emitió más CO2 del que absorbió debido a la deforestación. El cultivo de soja o la explotación forestal industrial están detrás de un problema que, según distintos estudios científicos, contribuye al cambio climático y a la pérdida de biodiversidad. No hay que olvidar que los datos de Naciones Unidas hablan de 420 millones de hectáreas de bosque (un territorio mayor que la UE) perdidas entre 1990 y 2020. Entre las soluciones que desde hace tiempo llevan proponiendo en Europa algunas organizaciones medioambientales está la de que la UE apruebe una norma que impida la entrada en su territorio de materias primas procedentes de bosques deforestados. De hecho, en octubre del 2020 el Parlamento pidió a la Comisión que impulsara una ley para poner freno a la deforestación global. Ahora parece que tiene intención de hacerlo después de que este martes ambas instituciones llegaran a un acuerdo preliminar para poner en marcha una nueva ley sobre productos libres de deforestación. No sin antes recordar que el consumo de la UE representa alrededor del 10 % de la deforestación mundial, un porcentaje del que dos tercios corresponden al aceite de palma y la soja. 

En un principio los productos que estarían bajo la lupa con la nueva legislación serían el ganado, el cacao, el café, el aceite de palma, la soja y la madera, el caucho, el carbón vegetal, productos de papel impreso o una serie de derivados del aceite de palma, además de los productos que contienen, han sido alimentados o han sido elaborados con estos productos básicos como, por ejemplo, el cuero, el chocolate o los muebles.

Después de que la UE haya dado este paso, producto de una larga negociación que no fue fácil y que llega justo el día antes del comienzo de la conferencia COP15 sobre biodiversidad en Montreal, ahora el Parlamento y el Consejo tendrán que aprobar formalmente el acuerdo. La nueva ley entrará en vigor 20 días después de su publicación en el Diario Oficial de la UE, pero algunos artículos se aplicarán 18 meses después. Justo ese es el plazo que da la norma para realizar una clasificación de los diferentes países en función de su riesgo de deforestación (bajo, estándar o alto), un rango que servirá de guía para determinar también el porcentaje de inspecciones que han de realizarse en sus territorios. De ahí que el índice de controles será del 9% en estados con mayor riesgo; del 3 % para los de nivel estándar, mientras que en los de riesgo bajo será del 1 %.

Lo que pretende la ley, como apuntaron en un comunicado ambas instituciones europeas, es obligar a las empresas a verificar y a emitir una declaración de «diligencia debida» de que los productos que introducen en el mercado europeo no han contribuido a la deforestación y degradación forestal en cualquier parte del mundo después del 31 de diciembre del 2020.

En la definición de degradación forestal, el Parlamento europeo se aseguró de incluir también la conversión de bosques primarios o bosques que se regeneren naturalmente en bosques de plantación o en otras tierras boscosas y la conversión de bosques primarios en bosques plantados

Una vez se ponga en marcha la ley, la Comisión esperará un año para evaluar la ampliación de su ámbito de aplicación a las tierras boscosas. Pero dos años después de su entrada en vigor, como muy tarde, también se debatirá extender la norma a ecosistemas como las tierras con altas reservas de carbono y con un alto valor de biodiversidad u otras materias primas. Al mismo tiempo, añaden en el comunicado, «la Comisión también evaluará la necesidad de obligar a las instituciones financieras de la UE a que solo presten servicios financieros a sus clientes si consideran que existe un riesgo insignificante de que estos servicios no conduzcan a la deforestación».

Lo más complicado será la realización de esos controles. En este sentido, desde la UE explican que las autoridades competentes podrán acceder a la información proporcionada por las empresas, pero también a las coordenadas de geolocalización de los lugares de donde proceden esas materias primas. Para el monitoreo y verificación de la procedencia de esos productos usarán satélites o análisis de ADN. Las multas para aquellas empresas o operadores que incumplan la ley pueden alcanzar hasta el 4% de su volumen de negocios anual total en la UE.