Día Mundial de la croqueta: un plato contra el desperdicio alimentario que aprovecha todo lo que se produce en la granja
SOSTENIBILIDAD
La leche y la mantequilla son ingredientes fundamentales para hacer la salsa base, la bechamel, a la que puede añadírsele prácticamente de todo
16 ene 2024 . Actualizado a las 14:31 h.Galicia es una potencia láctea. E indirectamente podría decirse, hoy Día Mundial de la Croqueta, que es una potencia en la producción de ingredientes para un plato que lucha contra el desperdicio alimentario como son las croquetas. Eso que su origen es francés. Pero los gallegos, al igual que los españoles, han sabido darle un toque particular.
¿Cómo lo han hecho? Añadiendo a la sala base, la bechamel, productos propios de la huerta y de los establos gallegos. Porque pueden hacerse croquetas de prácticamente todo: de lacón de porco celta, de galo de curral, de grelos o de queso con denominación de origen.
Pero vamos por partes. ¿De dónde vienen las croquetas? Dicen que fue el encargado de la cocina de Luis XIV, Louis de Bechamel, el artífice de este plato. El mismo que perfeccionó otra salsa anterior para convertirla en la famosa bechamel, base de la croqueta. Y por eso las granjas lácteas gallegas pueden verse también como parte fundamental de la croqueta porque, de no haber leche y mantequilla, no puede hacerse una bechamel.
La receta es fácil: en una sartén se echa un trozo de mantequilla con leche entera. A fuego lento la mezcla va revolviéndose hasta que alcance el espesor conveniente y, poco a poco, en función de la cantidad que se quiera obtener se va añadiendo más leche a la mezcla. Por su puesto hay que sazonar al gusto.
Parece ser que fue el chef Antoine Cámere allá por principios del XIX al que se le ocurrió hacer unas pequeñas bolitas con esa salsa fría. Para que estuvieran crujientes las envolvió en huevo batido para que luego se pudiera pegar el pan rallado. Para lograr el toque las calentó en aceite. Dicen que hubo que esperar algunas décadas para que la receta llegara a España. La epidemia de la gripe española, la guerra.... hizo que las familias buscaran fórmulas para aprovechar hasta el último ingrediente que les quedaba en las fresqueras. Entonces comenzaron a añadir a las bolas de bechamel las sobras que quedaban. De ahí que sean un estupendo plato para luchar contra el desperdicio alimentario.