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Noruega vuelve a negarse a pagar la pensión a los marineros gallegos

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Rubén Gasalla

El abogado de los afectados presentará ya el martes la demanda judicial contra Oslo

05 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En el fondo, no aguardaban una resolución distinta. Pero como la esperanza es lo último que se pierde, y Long Hope, como su mismo nombre indica (Larga Esperanza, en inglés), tiene mucho de esa virtud, la constatación de lo ya esperado siempre defrauda. Noruega volvió a denegar por enésima vez el derecho a recibir una pensión de jubilación de sus arcas a los en torno a 10.000 marineros jubilados españoles (la gran mayoría, gallegos) que trabajaron en sus buques mercantes y que pagaron impuestos a pesar de no tener allí fijada su residencia. Ya solo queda la vía judicial.

Oslo ha obviado así todos los reproches que desde distintas instancias lanzaron contra lo que la misma Comisión Europea calificó de «injusticia social grave». Ha optado por encararse al Tribunal de Derechos Humanos antes de soltar sin dar batalla judicial los 500 millones de euros que tendrán que pagar sus arcas en atrasos por esas pensiones que no concedió escudándose en que los extranjeros no residentes -caso de esos marineros españoles- no podían beneficiarse del sistema de protección social noruego.

Esta negativa supone el pistoletazo de salida para la pelea judicial de la asociación Long Hope, que agrupa a parte de esos marineros que trabajaron en la mercante noruega. El próximo martes, día 9, el abogado que representa a la asociación, Øivind Østberg, presentará en el tribunal de primera instancia de Noruega la demanda colectiva, suscrita por 226 afiliados a Long Hope y a 43 familiares ya fallecidos, que reclaman al Ministerio de Trabajo que les liquide la pensión que les niega por discriminación.

Esto supone, muy a su pesar, emprender el camino largo de reclamación. Habrá que agotar toda la vía ante la Justicia noruega antes de llegar a Estrasburgo, un punto al que podrían llegar por el atajo de la demanda interestatal. Claro que para eso tendría que ser el Gobierno de Madrid el que demandase al de Oslo y, según ha trasladado en reiteradas ocasiones a Long Hope, no está dispuesto a hacerlo. De ahí que el colectivo esté mes sí y mes también en la calle pidiendo una solución tanto a Noruega como a España. Por cierto, que hoy volverán a hacer gala de sus reivindicaciones por Santiago, donde cubrirán lanzando consignas el trayecto que separa la plaza del Obradoiro de O Hórreo, sede del Parlamento.

Medias verdades

La negativa de Oslo a reconocer su derecho a una pensión defrauda aún más porque se sustenta en argumentos no del todo veraces. Cierto que la ley de aquel entonces (de 1967 al 1994) obligaba a los extranjeros a ser residentes para beneficiarse del sistema de protección, discriminando así por razón de nacionalidad, puesto que los noruegos tenían derecho residiesen o no allí. Pero no es preciso, como sostiene Noruega, que la Comunidad Europea no fallase en contra de Oslo. Sí lo hizo, pero solo recomendó negociar un convenio bilateral, ni que el Defensor del Pueblo noruego diese por bien hechas las cosas, sino que dijo que «ni alentaba ni desalentaba una acción judicial». Como ya lo esperaban los afectados, el camino sigue. «Esperamos 90 días e cumprimos todos os requisitos. Agora imos aos tribunais, porque non imos dar nin un paso atrás por moita Noruega que sexa e aínda que non nos apoie o Goberno», sentenció Alberto Paz, de Long Hope.

Por jurisprudencia habrá que esperar

La dirección prohibida al atajo que supone la demanda interestatal podría haber caído ayer, fecha en la que se leían en el Tribunal de Justicia de la UE, en Luxemburgo, las conclusiones sobre la demanda que varios trabajadores austríacos presentaron contra Holanda por negarles el derecho a pensión. España se comprometió a emplar un hipotético fallo favorable para actuar contra Noruega. Sin embargo, habrá que esperar al fallo, puesto que la lectura que hizo el abogado general no es favorable a pesar de que sí reconoce la discriminación que sufrieron esos trabajadores.