Denuncia la hipocresía con que legisladores y oenegés asumen el enfoque ecosistémico
25 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Que la pesca mata peces es innegable. Pero no es la única actividad que tiene impacto en las poblaciones pesqueras, por mucho que en muchas ocasiones lo parezca. Ayer, en el cuarto Congreso Sostibilidade Social e Económica do Sector Pesqueiro, organizado en A Coruña por la Fundación Rendemento Mínimo Sostible e Social (FREMSS), Javier Garat, secretario general de la patronal Cepesca, puso énfasis precisamente en eso, en que no es el sector extractivo el único que causa mortalidad en los peces. «Está la mortalidad natural; la pesquera, por supuesto; el impacto de los mamíferos y otros depredadores marinos; el cambio climático también tendrá porcentaje; influye la contaminación, como lo evidencian los plásticos y microplásticos hallados en las especies pesqueras, y también otras actividades que, además, compiten directamente por las aguas como son las petrolíferas, gasísticas, la energía eólica marina, el transporte marítimo...», expuso Garat. Ahora bien, «¿se tienen en cuenta esos factores en la gestión ecosistémica? Da la impresión de que no, que solo se evalúa el impacto de los pescadores», respondió.
Al secretario general de Cepesca le resulta cuando menos curioso que en los medios de comunicación o en los debates de la agenda política se hable de la pesca solo por su impacto pesquero y de las demás actividades se hable poco o se haga en un sentido positivo. Un ejemplo: la estrategia de crecimiento azul no tiene en cuenta la pesca porque no prevé que vaya a más en un futuro y pueda crear empleo y esa es una crítica que desde la patronal europea de la pesca (Europêche) se ha hecho llegar al comisario.
Claro que todo esto «no es casual», según Javier Garat, que sostiene que las compañías petroleras han desembarcado con todos sus millones de dólares en Bruselas en forma de lobbies ecologistas que se encargan de demonizar a la pesca cargándole la culpa de todos los males que le ocurren a las poblaciones de peces. Y está cuajando. De ahí que denunciase la hipocresía de ese enfoque ecosistémico del que presume la Comisión Europea. No por el concepto en sí, sino por la aplicación que de él hacen legisladores y oenegés. Ahí se encontró con Paloma Rueda, directora del Centro Tecnolóxico do Mar (Cetmar) que subrayó que ese enfoque, al igual que los descartes, no tiene marcha atrás. Otra cosa es la dificultad para implantarlo, porque hay muchos datos, pero no están protocolizados, muchas bases de datos no son compatibles entre sí y no hay gente suficiente para tratarlos, con lo que hay que buscar una solución para poder procesar toda esa información y adoptar ese enfoque en el que se tendrá en cuenta todo el ecosistema.
Plásticos y microplásticos
Rueda incidió en el problema que supone la contaminación. Habló de las islas de plástico, de los microplásticos, de las parasitosis que llegan por las importaciones de crías e, incluso, de los almacenes de armas en el mar, que se hicieron en los cincuenta con plomo, mucho plomo. Aludió también al proyecto que se desarrolló con los arrastreros de Marín de retirada de basura del mar y que, además de redes y pilas, encontraron televisores, neveras, estufas, lavadoras y toda suerte de electrodomésticos.
Alexandre García, biólogo marino, coincidió en que la contaminación y el cambio climático también inciden en la mortandad de los peces, pero resaltó que esos factores están «máis preto de nós do que pensamos» y que «cambiando pequenas cousas» se puede reducir el impacto. García explicó que el 80 % de la polución en el mar llega desde tierra y el otro 20 % se produce en el mar.
«Cuatro gatos» entre «doscientos leones»
En su tarjeta figura asesor de Europêche, pero Daniel Voces de Onaindu es lobista en Bruselas. Él fue el encargado de explicar al público participante en el congreso de FREMSS cómo funcionan los lobbies y la importancia de estar presente en las instituciones comunitarias donde se toman las decisiones. Claro que Voces es lobista de la pesca y, como explicó Javier Garat, «somos cuatro gatos frente a 200 leones», en alusión a la fuerza que han adquirido por los pasillos de Eurocámara y Comisión los grupos de presión conservacionistas. Y ya no es solo la superioridad numérica, también la económica es importante. Mientras la americana Pew, que, sugieren, está financiada directa o indirectamente por compañías petroleras, maneja un presupuesto de tres millones de euros, Europêche tiene que bregar con 300.000.
De ahí que desde Cepesca estén intentando convencer al sector de la necesidad de unirse. Por eso animan a las asociaciones del puerto de A Coruña a sumarse, como, anunció Garat, acaba de hacerlo la coruñesa Arpesco. Su adscripción a supone que Cepesca represente ya a toda la pesca española de Gran Sol.
El problema de los descartes
Siendo más y con más recursos es más fácil llevar mensajes a la sociedad. Garat aludió al programa de televisión británico en el que un afamado cocinero, alentado por ecologistas, se dedicó a cargar contra el desperdicio que suponían los descartes. Un mensaje que caló y que cegó hasta la misma Eurocámara, que los prohibió sin pararse a pensar en lo que se le venía encima con las especies de estrangulamiento. Ni valoraron tampoco otras consecuencias medioambientales, como las que ahora alerta Bird Life, que vaticina que cientos de aves morirán al no poder comer esos descartes.