Logra cerrar el ciclo al poner huevos uno de los 50 ejemplares nacidos en cautividad
19 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Lourditas y Goliath van a ser padres. Nada extraordinario, que una pareja procree. Pero resulta que Lourditas y Goliath son dos pulpos. Y no dos cualesquiera. Son los primeros hijos de padres salvajes que han nacido y crecido en cautividad. Cuando dentro de un mes eclosionen los huevos, sus descendientes serán la segunda generación de una saga que no ha visto jamás el océano de verdad. Y es que, como bromean los investigadores, con Lourdes (Lourditas) se ha obrado el milagro: el de cerrar el ciclo de reproducción del pulpo en acuicultura, por el que se lleva rezando los últimos tres decenios. Y, de paso, acercarlo todavía más a la mesa. Tanto, que el Grupo Nueva Pescanova, que desarrolla el proyecto tras haber adquirido la patente de la investigación al Instituto Español de Oceanografía (IEO), ya ha puesto fecha a ese hito y prevé estar preparado para comercializar pulpo de cría a partir del 2023.
El padre intelectual de los nasciturus, la multinacional pesquera gallega, saca pecho porque el logro no hace más que reforzar su posicionamiento como referente en investigación en acuicultura a nivel mundial. De hecho, la del cefalópodo será la línea de investigación estrella del Pescanova Biomarine Center, el centros de I+D+i que el grupo abrirá en O Grove en el 2020, aunque ya funciona de forma provisional en las instalaciones de la empresa en Chapela.
A la espera de la eclosión
Es allí donde el equipo de investigadores de Pescanova mima al medio centenar de pulpos que nacieron en cautividad en el 2018. Ya todos son adultos, la mitad hembras, y alguno ha alcanzado ya los ocho kilos de peso.
El grupo espera ansioso la eclosión de los huevos que está cuidando Lourditas para seguir avanzando en la investigación. Una vez cerrado el ciclo, ahora toca avanzar en la reducción de la tasa de mortalidad y mejorar el bienestar de los animales recreando lo más fielmente posible el hábitat natural del cefalópodo. «El pulpo quiere unas condiciones muy específicas para su desarrollo», explica Ricardo Tur, investigador principal de cefalópodos de Pescanova. Es extremadamente exigente con la temperatura, la salinidad, las corrientes... Estricto hasta el punto de que la tasa de supervivencia en el medio natural es del 0,0001 %.
En Chapela es diferente. Crecen libres de depredadores, a salvo de la contaminación, no quedan a merced de las corrientes, no hay objetos a la deriva con los que impactar... «La supervivencia en cautividad es mayor», dice Tur. Según los cálculos del equipo se estima que en acuicultura la probabilidad de llegar a ejemplar adulto se elevará al 50 %.
Nómina de especies
La incorporación del pulpo a la nómina de especies de cultivo refuerza la posición de Nueva Pescanova en el campo de la acuicultura, donde ya se ha hecho un nombre en el mundo con la cría de rodaballo y de langostino vannamei. Ignacio González, consejero delegado del grupo, que destacó que con el cierre del ciclo de reproducción del cefalópodo, a la vez que «se ha derribado un muro que a la ciencia se le resistía», es una clara «demostración de la fuerza que tiene la I+D de la marca y su vocación de innovación».
Posibilidad de abordar planes de repoblación de los «stocks» salvajes
La demanda de pulpo crece a nivel mundial casi al mismo ritmo que decrece la oferta salvaje. Por eso que conseguir cultivar la especie en cautividad va a redundar en la sostenibilidad de la población. Tenerlo de granja va, sin duda, «a restar presión pesquera» a los «stocks» naturales, dado que una parte de las existencias para satisfacer esa avidez de cefalópodo va a llegar de la acuicultura, argumenta David Chavarrías, director general del Pescanova Biomarine Center. Pero, además, obtener ejemplares de pulpo en cautividad abrirá la posibilidad de abordar planes de repoblación de la especie en el medio natural para paliar la merma que han sufrido los «stocks» salvajes de la especie.