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Galicia se queda sin pescaderos

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

RAMON LEIRO

La patronal del comercio detallista de pescado emplaza a la Xunta a que ponga en marcha una FP para crear cantera de profesionales ante la falta de relevo generacional

08 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Si el consumo de pescado en España está retrocediendo, no sería de extrañar que el comercio especializado en dispensar esos productos también lo haga. Y sí, así es. Si en los últimos 10 años la ingesta de productos marinos ha caído un 19 % -según cálculos de la patronal pesquera, Cepesca-, los negocios que han bajado la reja definitivamente en un decenio son el 23 % de los 15.000 que había en el 2007, según Fedepesca, la patronal de las pescaderías. Sería una relación comprensible si no fuese porque, paradójicamente, ha aumentado la superficie dedicada a la venta de pescado en millón y medio de metros cuadrados. Claro que esa ampliación se ha producido en las grandes superficies, que han comido y pretenden comer más cuota de mercado a las tradicionales, como admitió Jorge Eiroa, director de compras de Vegalsa-Eroski en el congreso sobre sostenibilidad que esta semana se celebró en A Coruña organizado por FREMSS (Fundación Rendemento Económico Mínimo Sostible e Social). Para ellas, las secciones de frescos se han convertido en todo un reclamo que hay que cuidar.

Y eso requiere personal. Un personal especializado que no encuentran ni el comercio tradicional ni las grandes superficies. En las pescaderías de barrio hace tiempo que han percibido esa misma falta de relevo generacional que también atenaza a la pesca. Las 23.000 personas que trabajan como autónomos o por cuenta ajena en el sector de comercio detallista de pescado, en su mayoría mujeres, tienen entre 48 y 58 años y son la primeras que no quieren que sus hijos continúen en el negocio. ¿Por qué? «Porque no tiene el prestigio social que merece y, además, es un negocio duro, con jornadas de 14 horas, madrugones, humedad...», relató Luisa Álvarez, directora gerente de Fedepesca, para explicar parte del declive de las pescaderías tradicionales.

Dieta mediterránea

Y resulta que este abandono coincide en un momento en el que hacen más falta pescaderos y pescaderías, dada esa bajada en el consumo de productos marinos provocada por un cambio de hábitos de vida que está socavando los pilares de la mismísima dieta mediterránea -y su variante atlántica- y amenazando, por ende, la salud y longevidad de los españoles.

El cliente compra un 25% más de pescado cuando acude al comercio tradicional Así que ha llegado la hora de hacer cantera. «La hostelería tiene desde los años sesenta formación pública y gratuita y de ahí han salido hordas de jóvenes preparados y, sin embargo, el comercio mayorista y minorista, que ocupa a más de medio millón de personas, no tiene hoy formación profesional pública», comentó Luisa Álvarez. El primer título que capacita como experto en comercio detallista se creó el año pasado, precisamente a iniciativa de Fedepesca. Una FP de grado medio y la primera autonomía en adaptar la titulación ha sido la Comunidad de Madrid. Por eso Álvarez invitó a la Xunta, en concreto a la Consellería de Educación, a «poner en marcha su título de FP porque es la forma de formar cantera para el futuro». Ya se llega tarde, por lo que convendría actuar con celeridad, antes de que «la brecha sea insalvable».

Más cantidad por compra

Y, desde luego, el pescadero tiene un papel importante en la recuperación del consumo, según Luisa Álvarez. Está demostrado que en el comercio tradicional el cliente compra más pescado. Sea por los consejos, por la confianza, la atención personalizada... el consumidor sale con un 25 % de producto más: «Adquiere 1,9 kilos en lugar de 1,4». Eso puede por lo menos ayudar a remontar esa pérdida de 4 kilos por persona y hogar.

Instan al Gobierno gallego a cambiar la ley para permitir consumir en la misma pescadería

Claro que para atender los dictados que imponen el cambio de hábitos y los ritmos de vida -el tiempo dedicado a la cocina ha descendido alarmantemente para situarse entre 3 y 6 horas a la semana, expuso la directora de Fedepesca-, el pescadero requiere una actualización. Y desde la patronal del sector están haciendo un ingente esfuerzo, con concursos y carreras entre el público infantil, potenciando la presencia on-line y los nuevos canales de venta que ofrecen las nuevas tecnologías y poniéndoselo más fácil al consumidor. En este sentido, las preparaciones y elaboraciones en el propio obrador, o cocinados en el propio negocio son una salida para plantar cara a los lineales de libre servicio de los hipermercados, que empiezan a incorporar cocederos para marisco y hornos para pescado (Vegalsa-Eroski lo hará el año que viene, avanzó Jorge Eiroa).

Pero no siempre lo tienen fácil. Porque en ese intento de potenciar las pescaderías gastronómicas, en las que el cliente, a la vez que hace la compra se puede comer unas gambas o pedir que le cocinen producto y catarlo, no está permitido en todas las comunidades. Una de ellas es Galicia, a la que Álvarez pidió que cambie la legislación. «No queremos hacer la competencia a los bares ni a la hostelería, aunque nosotros tengamos que competir con el delivery y los negocios de platos preparados, sino ofrecer un servicio adicional», dijo.

Fuentes de la Xunta explicaron en el mismo foro que está a punto de publicarse una modificación de la normativa para permitir que determinados locales también puedan elaborar productos y ofrecer degustaciones.