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Dos meses a bordo de un barco, sin pisar tierra para evitar contagios

E. S. A CORUÑA / LA VOZ

SOMOS MAR

Tripulantes del María Pita en el puerto de A Coruña, donde permanece atracado el buque de Salvamento Marítimo
Tripulantes del María Pita en el puerto de A Coruña, donde permanece atracado el buque de Salvamento Marítimo César Quian

Salvamento aplaza los relevos de tripulantes, y en el María Pita «solo podemos salir para ir a la farmacia»

01 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Nada de salir a comprar un periódico o una revista, nada de dar un paseo o hacer deporte, nada de ir a la compra o tomarse un café ... Es decir, nada de pisar tierra firme. Solo salimos del barco para ir a la farmacia. Y los del supermercado nos traen la compra». Los diez tripulantes del buque María Pita de Salvamento Marítimo, que está amarrado en el puerto de A Coruña, tendrían que haber desembarcado y cambiado de turno el pasado lunes, pero las medidas adoptadas por la declaración del estado de alarma los obliga a estar un mes más en el remolcador.

«Y es una decisión lógica y acertada, para evitar contagios y garantizar el servicio de emergencias al tráfico marítimo», explica Ignacio Martínez Marcía, capitán del María Pita. Dice que la situación es dura porque algunos de los compañeros tienen familia directa infectada por coronavirus. Y él mismo tiene a su pareja luchando contra el COVID-19 en el hospital La Paz de Madrid. «Estamos acostumbrados a vivir en el barco. La suerte es que somos un grupo con una convivencia muy buena. La moral está alta, pero la preocupación está ahí...», indica.

También confirma que, desde que se decretó el estado de alerta, no atendieron incidencias. «Está todo muy tranquilo. El tráfico de recreo se redujo en su totalidad, aunque siguen circulando buques de mercancías. Lo bueno es que si en circunstancias normales nuestro tiempo de respuesta es de 15 minutos, ahora, al estar dentro del barco en todo momento, la respuesta es inmediata», añade el capitán del María Pita. Desde Salvamento Marítimo confirman que esta situación excepcional es generalizada para toda la flota marítima que depende de ellos.

También sufren la reclusión por el COVID-19 los tripulantes de parte de la flota pesquera de altura y de gran altura. Problemas de relevo agravados por las dificultades que tienen para desplazarse entre países.