El naturalista Víctor J. Hernández sostiene que se trata del grupo de Pingu, habitual del Estrecho, del que habrían resultado heridas Angie y Soraya
30 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Los arponazos y agresiones que sufrieron un grupo de orcas en julio en aguas del Estrecho pueden ser la causa que ha llevado a los cetáceos a embestir a varios barcos en las costas españolas, en concreto a dos orcas jóvenes «movidas por el recuerdo de los golpes que recibieron desde algún velero». Es la hipótesis de Víctor J. Hernández, naturalista y autor del libro Cetáceos. Introducción a las especies ibéricas, Baleares y Canarias, que explica así las extrañas interacciones del grupo registradas en las costas del Estrecho y de Galicia.
El objetivo de estas orcas, que miden entre 5 y 8 metros y pueden llegar a pesar 5,5 toneladas, han sido sobre todo los veleros de tamaño medio, que navegaban entre 2 y 8 millas náuticas de la costa y a los que han golpeado causándoles diversos daños materiales, sobre todo en el timón.
Hernández asegura que detrás de estas embestidas está un grupo de cetáceos de entre 9 y 13 ejemplares que se mueven en manada, liderados por un macho al que en aguas del Estrecho han bautizado como Pingu, y que cada año llegan a las costas españolas siguiendo a los atunes rojos que migran a estas aguas desde el Atlántico. «Las personas del mar que conocen bien al grupo de Pingu por sus manchas en la piel , aseguran que en julio estas orcas fueron objeto de ataques y arponazos en la cabeza lanzados desde algún velero que pescaba ilegalmente y cuyos tripulantes se asustaron al verlas de cerca», relata.
Al parecer, la mayoría de los golpes fueron a parar sobre Angie y Soraya, dos de las orcas más jóvenes del grupo que también son conocidas por los pescadores y los barcos turísticos que realizan avistamientos en el Estrecho y que pudieron fotografiar las heridas que causaron los veleros a los cetáceos y las marcas que les quedaron al golpearse con el timón cuando trataban de huir.
Según Hernández, las orcas tienen «una memoria prodigiosa, similar a la de los delfines» y por eso cuando emigraron a las costas gallegas, «los dos ejemplares más jóvenes embistieron a los veleros porque están traumatizados con este tipo de barcos, les golpearon y mordieron los timones porque les recuerdan a los arpones». Asegura que las orcas mantendrán la misma actitud hasta que su memoria borre la agresión.