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Si vas a la playa a A Illa puedes colaborar en la lucha contra el furtivismo

r.e. A ILLA / LA VOZ

SOMOS MAR

OSCAR VíFER

En los carteles de las playas hay un teléfono al que llamar para alertar si se ve a alguien recogiendo marisco

16 ago 2021 . Actualizado a las 16:07 h.

A las mariscadoras de A Illa no les gusta el verano, ni el sol, ni los días de calor. No les gustan porque todas esas palabras se han convertido para ellas en una fuente de angustia y preocupación. El verano, el sol y el calor son sinónimo de playas llenas de gente entre la que se agazapan los furtivos de bañador. Los bañistas que aprovechan sus visita a los arenales para llevarse entre las toallas un puñado de marisco ocasionan a este colectivo de trabajadoras un serio problema. Puñado a puñado, se suman kilos de producto que dejan de estar disponibles para quienes viven de él, para quienes lo siembran, para quienes lo cuidan, para quienes retiran las algas que lo ahogan. Así que las mariscadoras de A Illa organizan cada verano turnos de vigilancia que a ninguna le hace gracia cumplir. Es desagradable tener que estar pendiente de lo que hacen los demás y, más aún, plantar cara a quien hace lo que no debe.

En las playas de A Illa se han renovado los carteles que prohíben mariscar a todas las personas ajenas a la cofradía y, más en concreto, a la agrupación de a pie. En esa cartelería nueva se aporta un número de teléfono: un contacto que se abre para que cualquiera que acuda a las playas isleñas pueda echar una mano a las mariscadoras en su titánica lucha contra el furtivismo.

Ese mismo número de teléfono ha sido compartido por los vigilantes de la cofradía San Xulián a través de su perfil de Facebook. El número al que se puede llamar para comunicar «posibles infracciones en las concesiones» marisqueras de A Illa de Arousa es el 627 506 526. A través de ese número cualquiera que observe a alguien haciéndose con el marisco que no es suyo, puede contactar con los agentes de vigilancia de la cofradía y trasladarles lo ocurrido.

Es este un intento de implicar a todo el mundo en la lucha contra un problema que, en realidad, nos afecta a todos. Porque el furtivismo genera problemas sociales -pone en jaque el trabajo de numerosas mujeres- pero también puede ocasionar problemas sanitarios, por no hablar de su coste ambiental, que también lo tiene. Ponerle freno es algo que atañe a todo el mundo.