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Conserveros piden a mariscadores y bateeiros diálogo y coordinación

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Oscar Vázquez

La industria no encuentra mejillones de tamaño aceptable ni berberecho con buen aspecto para elaborar conservas

11 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis de las materias primas trae de cabeza también a conserveros gallegos. Especialmente a los que trabajan en el segmento gourmet o de alta gama. Cada vez encuentran en Galicia menos producto adecuado a sus necesidades, por lo que apelan a los productores, mariscadores y bateeiros, a tener un mayor diálogo y una coordinación que, sostienen, beneficiaría a ambos bandos.

Viene esta petición a colación de lo ocurrido este año con la campaña marisquera de Noia. La temporada abrió más tarde de lo previsto a causa de un episodio tóxico y, cuando lo hizo, se detectó un exceso de fitoplancton en el agua, todo un banquete para el berberecho, pero que pasa factura en el aspecto del bivalvo después de ser sometido a un tratamiento térmico, pues esas microalgas se oscurecen y la apariencia del marisco no es la adecuada para un producto «ao que se lle presupón unha calidade e un prestixio», apunta un empresario de la conserva que se abastece en Noia. «Non podes meter nunha lata pola que o cliente paga 15 euros un berberecho con ese aspecto oscuro por máis que o sabor sexa o mesmo», apunta.

Y si la fábrica absorbe prácticamente el 80 % de la producción de berberecho de Noia, debería haber un diálogo y una coordinación para programar la campaña marisquera, realizar un reparqueo o para estudiar cualquier otra solución que beneficiaría a ambos.

Algo similar ocurre con los bateeiros. Hace tiempo que los conserveros no encuentran producto para elaborar conservas en las que apenas caben 6 u 8 mejillones. Ni siquiera con DOP (denominación de orixe protexida). La generalización del lacasito, de piezas más pequeñas, impide llegar a los tamaños que precisan los conserveros, de ahí que se planteen «solicitar á consellería a autorización para colgar as nosas propias cordas nas que elaborar esos tamaños». Los empresarios señalan que esa falta de comunicación y de coordinación está perjudicando a ambos bandos y, sobre todo, al prestigio del producto. De haber diálogo, «mellorarían as cousas».

Rebaja de topes

Sin querer entrar en polémica, desde la Cofradía de Noia niegan esa falta de diálogo y recuerdan que antes de empezar la campaña se dirigieron por correo a las conserveras poniendo muestras a su disposición. «Pedíronnas moitos, pero poucos responderon», explica Adelino Freire, secretario del pósito noiés. Añade que sí se ha tenido en cuenta a la conserva a la hora de planear la campaña. Así, se redujo el tope por mariscador de 20 a 8 kilos, porque, por un lado, el mercado del fresco no absorbe tal cantidad y, por otro, «precisamente para deixar produto para a conserva». Freire dice que están deseando que pueda empezar a comprar la industria, pero hay que esperar a que se reduzca la abundancia de fitoplancton. Lo que puede pretender la conserva «é que esperemos por eles; temos que atender ao fresco e non podemos parar porque ¿que pasa se ven a toxina ou unha riada? O mariscador tamén ten que ingresar».