Eduardo Carreño: «Estamos agotando la cuota a precios de risa, machacando la anchoa pequeña»

Con el inicio del mes de marzo dio comienzo la costera de la anchoa en el Cantábrico. Una decena de cerqueros de Portosín zarparon para participar en una campaña muy importante, como asegura Eduardo Carreño, responsable del cerco en la cofradía sonense y vocal de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga).

Antes de poner rumbo al Cantábrico, Carreño apuntó a discrepancias entre las flotas gallegas y vascas sobre los topes de capturas. Para los pesqueros con 12 tripulantes, las cuota se ha establecido en 10.000 kilos diarios, que se reducen a 8.000 en el caso de los que tienen menos. Sin embargo, Acerga propuso inicialmente un máximo de 6.000 y 4.500 kilos, que elevó a 8.000 y 6.500 con el ánimo de alcanzar un acuerdo.

—¿Cómo ha comenzado la campaña? ¿Hay anchoa?

—La semana pasada salimos tres días y esta igual. Estuvimos pescando anchoa pequeña, aunque ahora parece que empieza a haberla algo más grande.

—¿Y las cotizaciones?

—Los lunes vale bien, se pesca de día y llega fresca y se puede vender a 3,4 euros el kilo, pero por la tarde ya se paga a 90 céntimos. Los primeros pescan buenas mareas de 5.000 kilos y venden a tres euros y pico.

—La costera comenzó con discrepancias con la flota vasca, ¿algún avance?

—Ellos quieren repartir la cuota de la anchoa y los gallegos y los asturianos no. Se puede hacer una pesca responsable. Al principio es más pequeña y se podrían poner cantidades más bajas. Los vascos, y parte de los cántabros, quieren acabar la cuota para ir al bonito. No podemos presumir de sello MSC si una parte importante de la flota no es responsable. Así, hay barcos que nunca vinieron y quieren, pero no van a poder hacerlo. Lo que está claro es que los vascos quieren acabar antes para ir al bonito a principios de junio sí o sí. Eso no es futuro. Si repartimos pasa como con el verdel, ellos se llevan el 40 % de la cuota y los gallegos las migajas.

—¿Cuáles pueden ser las consecuencias de no poner en práctica esa pesca responsable que defiende?

—Se puede cuidar el futuro del recurso sin repartir por históricos ni embarcaciones. Al principio cantidades más pequeñas y cuando la anchoa sea más grande, un tope mayor. Con ejemplares de 40 centímetros en tierra no se puede hablar de pesca MSC. Estamos agotando la cuota a precios de risa, machacando la anchoa pequeña y puede llegar el momento en el que colapse la pesquería.

—¿En qué zona están faenando?

—Ahora estamos faenando desde la altura de Bilbao a la altura de Santander. Es donde está la mayor parte de la flota. Hacia Gijón, Avilés y San Vicente de la Barquera es más adelante, cuando la anchoa es más grande. En los últimos años fue así, y es lo que se prevé este también. Seguramente a partir del 21 de abril.

—Antes citó el verdel, ¿han empezado ya a capturarlo?

—Apareció algo esta semana y algún barco ya lo cogió. Algo ya se ve y en los próximos días es posible que llegue lo gordo. El año pasado fue el día 12 y en este parece que lo fuerte va a ser más o menos por la misma fecha. Eso sí, hay incertidumbre por si van a parar los camiones, ya que son necesarios muchos porque se hacen descargas importantes.

—En los últimos días algunos profesionales del sector han reclamado ayudas para paliar la subida del combustible, ¿cómo les afecta esta circunstancia?

—Sí, de hecho Acerga también solicitó una reunión urgente para buscar una solución. No podemos repercutir los gastos en nuestros productos como otros negocios, los ponemos a la venta y lo que nos den. En mi caso, llenar el depósito del barco supone una diferencia de entre 6.000 y 7.000 euros con respecto al año pasado, cuando el gasoil costaba entre 40 y 50 céntimos el litro. Ahora es más del doble, porque está por encima de 1 euros. Hace dos años, en pandemia, en Ondárroa el gasoil estaba a 28 céntimos y ahora a 1,07 euros.

«La costera supone entre el 50 % y el 60 % de los ingresos de todo el año, es muy importante»

La costera de la anchoa tiene mucho peso para el cerco de Portosín. Pero también supone un gran esfuerzo y, para los marineros, estar mucho tiempo alejados de sus familias, aunque aprovechan siempre que pueden para regresar a sus casas.

—Cada vez pasan más tiempo en el Cantábrico, ¿a qué se debe?

—Cuando venía con mi padre lo hacíamos al pasar la Semana Santa o el San Marcos y ahora ya nos preparamos a finales de febrero y llegamos a principios de marzo. Los vascos están con los históricos de la anchoa y en Galicia no hay donde defenderse y tenemos que ganar algo, porque las facturas hay que pagarlas. Pasamos de diciembre a febrero en el paro y no se puede estar tantos meses sin ganar nada.

—No debe ser fácil pasar tanto tiempo fuera de casa.

—Es un sacrificio que ya está asimilado. Sabemos que hasta finales de octubre no vamos a Portosín a no ser que haya mucho pescado en A Coruña. Aun así, casi todos los fines de semana viajamos a casa, aunque son muchas horas de coche y carretera, con el riesgo y gasto que eso conlleva, más ahora con la subida del precio de los combustibles. Antes con 150 euros hacíamos la ida y la vuelta con la furgoneta y ahora no sé si llegarán 200. Somos 12 y también tenemos un coche y dividimos los gastos, pero son elevados y está el riesgo que siempre se corre en la carretara. Marchamos a Portosín jueves o viernes y volvemos el domingo.

—Tanto sacrificio, será que compensa económicamente. ¿Cuánto supone esta campaña para los barcos del cerco?

—La costera supone entre el 50 % y el 60 % de los ingresos de todo el año, es muy importante. Arriesgas mucho en muy poco tiempo, porque en cuatro meses estás exponiendo la supervivencia de la empresa y llevar dinero a casa. Si nos quedamos esta temporada en Portosín no hacemos ni 100 euros a la semana.

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