El Gobierno no inspeccionará el Villa de Pitanxo con robot submarino salvo exigencia judicial o técnica
SOMOS MAR
Alega, desconociéndose a qué profundidad está el pecio, que su mejor robot no llega al palangrero; un informe técnico cita seis buques en España capaces de completar la expedición a Terranova
03 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.El Villa de Pitanxo no será inspeccionado por un robot submarino salvo que lo requieran la investigación judicial o pericial; buscan concretar las causas del naufragio que implicó la muerte, el 15 de febrero, de 21 de sus 24 tripulantes. El Gobierno de España descarta movilizar una expedición a aguas de Terranova por iniciativa propia, dejando en manos del juzgado que instruya el procedimiento penal la necesidad de examinar el pecio para ampliar la información ya disponible del hundimiento. También lo podrá reclamar la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) —dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana—, encargada de la investigación técnica.
La postura firme del Gobierno de España, confirmada a La Voz, supone un revés para los familiares de los 21 fallecidos, que llevan meses reclamando el examen externo del casco. La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, ya abrió la puerta a esta posibilidad el 8 de junio en el Congreso de los Diputados: «Hay dos investigaciones en curso, una judicial y otra del Ciaim. Por lo tanto, creo que es prudente y necesario esperar al curso de las investigaciones para determinar cuáles son los mejores medios para atender a las demandas de los familiares y al interés que tenemos todos por esclarecer las causas del naufragio».
El Gobierno de España ampara la decisión en que ningún robot de su propiedad posee las características necesarias para un trabajo así. Añade que el Rov Apache, de Salvamento Marítimo, es el más avanzado, pero solo se sumerge 1.000 metros en línea recta; mientras que el Villa de Pitanxo, detallan en el Gobierno, está hundido a más profundidad. La situación obligaría a costear un robot externo, posibilidad descartada por razones económicas y de seguridad; pero que el Gobierno tendrá que asumir si finalmente lo requiere el juzgado o el Ciaim.
El argumentario de Moncloa difiere del estudio encargado por los familiares de los fallecidos. Lo redactó una consultara avalada por el Colegio de Oficiales de la Marina Mercante Española, y lo firma el capitán Rodrigo Tuero. El principal punto de fricción radica en la falta de información sobre la ubicación exacta del pecio; y es que cinco meses después de la mayor tragedia en décadas de un barco español, se desconoce a qué profundidad está sumergido. El informe de la consultora sí ubica el Villa de Pitanxo en una zona con ladera, cuya parte más alta está a 221 metros de la superficie del agua, y a 1.168 la más baja.
De 700 a 1.000 metros
El documento aporta otro dato relevante: el pecio estaría depositado en algún punto de la ladera, en diagonal, entre 700 y 1.000 metros de profundidad. Una referencia que, de ser correcta, permitiría el uso del Rov Apache de Salvamento Marítimo; posibilidad descartada sin haberse posicionado el pecio. Tampoco se ha vuelto a saber nada del ofrecimiento, hecho en mayo, de una empresa noruega a la Xunta para ceder gratis un robot capacitado para reconocer el arrastrero.
Otra gran discrepancia de los familiares con el Gobierno de Pedro Sánchez radica en el catálogo de buques científicos propiedad del Estado. El informe atribuye a seis la capacidad para llegar e inspeccionarlo. Del Instituto Español Oceanográfico se cita a los barcos Ángeles Alvariño y Ramón Margalef; del Ministerio de Agricultura y Pesca se incluyen el Miguel Oliver y Vizconde de Eza; del Consejo Superior de Investigaciones Científicas se menciona el Sarmiento de Gamboa, y en Salvamento Marítimo se nombra el Clara Campoamor. Los datos técnicos aportados de cada buque y su tecnología a bordo les atribuyen una capacidad de inmersión superior a los 2.000 metros. Resulta especialmente llamativa la ecosonda del Miguel Oliver, capaz de sumergirse 7.000 metros.
La postura firme de Moncloa de dejar en manos de las dos investigaciones la decisión de bajar al casco implica retrasar la expedición, en caso de autorizarse, al verano del 2023. Las condiciones de navegación en Terranova limitan estos trabajos a julio y agosto, y este año —con julio ya iniciado y agosto sin actividad por vacaciones— ya resulta inviable gestionar una expedición y desplazarla. La investigación penal recaló provisionalmente en el Juzgado Central número 2 de la Audiencia Nacional, y está semana se seguía a la espera de saber qué juzgado es competente. Mientras eso no ocurra, ningún juez tiene capacidad para reclamar la revisión submarina del pesquero gallego.
Ya en el Ciaim, la decisión es competencia de sus dos órganos internos: la secretaría y el pleno. Pero el informe de los técnicos prosigue su cauce —ya con las causas del naufragio definidas— sin que el secretario o el pleno manifestaran la necesidad de descender un robot al Villa de Pitanxo, de Nores Marín.
¿Qué aportaría la inspección submarina?
Un buque de posicionamiento, un magnetómetro, un sonar de barrido lateral y un robot son los cuatro costosos elementos necesarios para, primero, ubicar la posición del Villa de Pitanxo y, luego, inspeccionarlo. El resultado ayudaría —dada la experiencia de otros pecios hundidos— a esclarecer la causa de este naufragio con 21 fallecidos.
Puertas y escotillas
Flotabilidad. Conocer si el compartimentado exterior del buque se encontraba conforme a las instrucciones operativas (puertas y escotillas abiertas o cerradas) que favorecieran una entrada de agua que comprometiese la flotabilidad del buque.
Cambios estructurales
Estabilidad. Comprobar si se han llevado a cabo modificaciones estructurales no autorizadas que llegaran a hacer peligrar la estabilidad del buque: elementos de remolque mayores a los que inicialmente portaba, estructuras que pudieran presentar una alteración no considerada para la estabilidad del barco, o posibles obstrucciones en cubierta que impidieran el desagüe del agua en condiciones de meteorología adversa.
Abandono del barco
Balsas. Descubrir en qué estado se encontraba la estiba de las balsas salvavidas y de otros medios de salvamento existentes en el exterior del buque que pudieran impedir realizar la operación de abandono del pesquero respetando los procedimientos de seguridad establecidos.
Escora
Aparejo. Entender en qué posición, estado y con qué longitud se encontraba exactamente el aparejo de pesca largado durante los momentos previos al hundimiento. Determinar, según esa información, si fue el origen de un hipotético enganche o embarrancamiento de la red en alguna obstrucción del fondo marino, creando posteriormente y en pocos minutos una escora excesiva que este pesquero, de 50 metros de eslora, no habría soportado y originó el naufragio.