Expectación en Viveiro con la Vera Cruz, réplica de las carabelas portuguesas del siglo XV
SOMOS MAR
Un viveirense navega a bordo de un navío que a mediados de septiembre podría regresar a Celeiro para recibir visitantes
28 ago 2022 . Actualizado a las 16:10 h.Unas cuatro horas bastaron para que la carabela portuguesa Vera Cruz causase expectación en Viveiro. Con sus casi 24 metros de eslora (largo) y 5 de manga (ancho), la réplica de uno esos navíos lusos de los siglos XV y XVI entró en la ría con las velas plegadas, a motor, y permaneció unas cuatro horas atracada en el puerto de Celeiro.
No estaba prevista la escala técnica para repostar combustible, porque consumió más del previsto ya que el viento le impidió navegar a vela en parte de una travesía iniciada el pasado jueves en Lisboa, desde donde zarpó rumbo al puerto vasco de Guetaria. Ya en jornadas de puertas abiertas para recibir visitantes, la Vera Cruz podría regresar a Viveiro a mediados de septiembre, explica Jesús Fernández Fernández, primer teniente de alcalde y concejal de Mar.
A bordo viaja en esta travesía un conocido viveirense, Manuel López Martínez, de Gráficas Lar, comenta Andrés Díaz Ferro, práctico retirado de Viveiro, Burela y Cariño y apasionado del mundo del mar y de la pesca. Manuel López es uno de los veintiún tripulantes, todos portugueses menos él y un andaluz afincado en Madrid, que puede albergar un navío construido en el año 2000 en el astillero de Vila do Conde (Portugal). Adaptado a los tiempos actuales, además de motor cuenta con literas bajo cubierta, cocina y dos baños. Aporvela, la Escuela Portuguesa de Capacitación de Vela, lo emplea para formar a jóvenes en vela tradicional y ofrecerles experiencias náuticas, y también acepta voluntarios en algunas travesías.
Se dirige a Guetaria para participar en la conmemoración del 500 aniversario de la culminación, el 6 de septiembre de 1522 en Sevilla, de la primera vuelta al mundo, una gesta protagonizada por Juan Sebastián Elcano, natural de esa localidad vasca, y por el portugués Fernando de Magallanes. A bordo de una carabela como la Vera Cruz dobló por primera vez el cabo de Buena Esperanza, en el extremo sur de África, el navegante luso Bartolomé Díaz, abriendo así una ruta entre el Atlántico y el Índico.
Las carabelas solo se construían en astilleros de Portugal y se caracterizaban por sus dos palos y por emplear vela latina. La Vera Cruz es una réplica de aquellas embarcaciones que surcaban los mares, fabricada para conmemorar el 500 aniversario del descubrimiento de Brasil. Aporvela explica en su web que era «una embarcación rápida, fácil de maniobrar, apta para el halado, de modestas proporciones y que, en caso de necesidad, podía ser movida a remos». Por su poco calado, podía remontar fácilmente los ríos de la costa africana.