Los expertos recalcan que no han mostrado agresividad ni interés por los humanos, y no creen tampoco que se entrenen para cazar
16 jul 2023 . Actualizado a las 04:45 h.Expertos del Proyecto O.R.CA. (acrónimo de Orca Research Cádiz) creen que los episodios de interacciones de orcas con veleros que se dan desde hace dos años en el estrecho de Gibraltar, Portugal y Galicia responden a un juego y en ningún caso «a ataques, agresividad o a algún tipo de revancha hacia los seres humanos».
La directora del colectivo, Paula Moreno, ha expuesto en los Cursos de Verano de La Línea de la Concepción (Cádiz), que se han desarrollado esta semana en el marco del programa Keep the Whales in La Línea, que en estos episodios —que han ocasionado daños en algunos veleros que han tenido que ser rescatados por Salvamento Marítimo al quedar sin gobierno—, participan un grupo integrado por 14 ejemplares.
Según la experta, las interacciones tampoco obedecen a que las matriarcas estén enseñando a sus crías a cazar, utilizando el timón de los veleros como si fuera la aleta de una presa. «Básicamente porque las orcas ibéricas no depredan sobre otras ballenas, mientras que las que sí lo hacen en otras partes del mundo, utilizan la técnica de embestir y ahogar a sus presas», explicó.
«Nuestras orcas cazan atún, pero lo hacen por persecución hasta que este colapse y puedan atraparlo, no aguantándolos por las aletas», afirmó la directora del Proyecto O.R.CA.
Lo que esta experta tiene «meridianamente claro» es que se trata de «un comportamiento aislado, propio de un único grupo de cetáceos ibéricos y que no tiene ningún tipo de interés en los humanos». «Si se tratara de una respuesta defensiva, hablaríamos de un comportamiento perpetrado por adultos en defensa de sus crías, nunca por juveniles», indicó, tras relatar que los 12 ejemplares que participan «activamente» en estas actuaciones son todos juveniles, a los que se suman otras dos hembras adultas, que solo observan.
Las interacciones se focalizan en las partes móviles de los barcos, generalmente veleros, catamaranes y similares y muy ocasionalmente se dirigen a buques de pesca del atún y embarcaciones rápidas hinchables, siempre que estén vacías.
Situación crítica
Rocío Espada, bióloga marina y cofundadora de Ecolocaliza, señaló que es necesario «transmitir y sensibilizar a la ciudadanía sobre la necesidad de preservar a estos animales que, debido a numerosas amenazas, se encuentran en situación crítica».
De hecho, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha catalogado el estado de conservación del rorcual común para todo el mundo como especie en peligro y la de la orca ibérica como en peligro crítico. Ecolocaliza, que conjuntamente con el laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Sevilla, Ecowildlife Travel y Citizens By Planet colaboran con el programa Proyecto Rorcual Común del Estrecho Oriental (PRCEO), explicó en el marco de estos cursos que, desde el inicio el pasado mes de marzo de la campaña de recuento e identificación del rorcual común, se han contado desde la costa de La Línea de La Concepción 95 ejemplares.
Además de sus campañas de recuento y recogida de datos, Ecolocaliza se afana en difundir que el litoral de La Línea de La Concepción es el único lugar de todo el Mediterráneo donde puede observarse desde la playa a simple vista el paso de las ballenas, en sus migraciones entre el Mediterráneo y el Atlántico.
A través de sus prospecciones, los cursos o su oferta de disfrutar de avistamientos desde veleros, la entidad trata de dar a conocer estos cetáceos entre los vecinos y de difundir, especialmente entre los barcos, que la ley prohíbe acercarse a 60 metros de ellos.
La organización explica que desde tierra se pueden observar «acontecimientos únicos», como el ocurrido a principios de semana cuando supuestamente fue avistada una orca en la playa de la Antilla (Huelva). «Tras analizar el vídeo podemos confirmar que no era un individuo de orca, era una especie de rorcual de pequeño tamaño desorientado», explicó Espada.
Según Paula Moreno, cofundadora del proyecto O.R.CA., que trabaja por la conservación de la orca ibérica de los 46 ejemplares catalogados en el Estrecho, en la actualidad, «viven menos de 40».
El enmallamiento por artes de pesca, la destrucción de hábitat, la contaminación y el intenso tráfico marítimo en esa zona son algunas de las amenazas con las que se encuentran.