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Madrugones para ver a las águilas Fraga y Shakira y fotografiar cigalas colosales

e. abuín VIGO / LA VOZ

SOMOS MAR

Planas alardeó ante Sinkevicius y colegas del principal puerto pesquero de Europa

19 jul 2023 . Actualizado a las 21:50 h.

A las 4.30 de la madrugada, el atasco nuestro de cada día en el centro de Vigo está en O Berbés, tras la verja que separa la vida pesquera de la de diario. Aunque, la verdad es que en el principal puerto pesquero de Europa ambos devenires no son más que las dos caras de una misma moneda, pues Vigo vive del mar: 147 millones de euros al año por las 34.000 toneladas de pescado fresco para consumo humano.

Con todo, pocos aparte de los mayoristas, placeros, subastadores, transportistas y trabajadores de la lonja podrían imaginarse esa doble vida que lleva la ciudad. Ni los ministros de Pesca que participaron estos días en la reunión informal de Vigo. Y mucho menos uno como el de Chequia o el responsable de Agricultura de Austria, que no dudaron en adelantar el despertador para no perderse el espectáculo de color, gentío y olor que es la lonja de Vigo.

Los ministros de los Veintisiete se asombraron con las descomunales cigalas que no dudaron en inmortalizar. Con los sollos bajo los que se podría dormir a cubierto. Con el print animal de las xardas. Con lo poco agraciado que es el rape para lo bien que sabe...

Fue un recorrido rápido y estresante para los medios gráficos que acompañaron a los ministros de los Veintisiete. Las medidas de seguridad están al nivel de la presencia policial. Inusitada.

Para la visita se eligió un buen día. «El martes es el mejor día de la semana; el que más pescado llega», decía Fabián Otero mientras anotaba las ventas de pescado azul que había hecho para Aldán. Para él, el desembarco de esos hombres de verde de Bruselas fue una sorpresa. Como para Carmen García, más estupefacta por el precio del jurel. «¡A 120 euros! ¿Como o vas levar? ¿A como llo vendes á xente?», se quejaba visiblemente molesta porque no iba a tener material para llenar su puesto en la plaza de Vilagarcía. Se queja de que no hay clientes. «Los turistas no compran», se lamentaba otra compañera. Ajenos a esos problemas, los ministros siguieron su periplo. En el paso de la nave de la primera venta a la de la segunda se encontraron con Fraga y Shakira. No son, por supuesto, el difunto político ni la cantante colombiana. Son dos águilas de Harris que mantienen a raya a las hordas de gaviotas que planean por O Berbés. Fraga está sobre el antebrazo de Iván Domínguez. Shakira acompaña a Daniel Martínez. Es joven. Cuatro meses lleva apenas evitando que a las gavinas se les ocurra acercarse y defecar sobre una caja de pescado. Se ganó el nombre tras esos quiebros en el aire que hizo en los primeros días de estar en O Berbés. Ayer no bailó, pero lució todo su plumaje para el ministro Luis Planas y el comisario Virginijus Sinkevicius, que iban al frente de la comitiva de los llamados a marcar el rumbo futuro del sector y de toda la cadena que arrastra. Sí, hasta a los pájaros y a los cetreros.