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Mariscadoras vilanovesas tratan de salvar parte del marisco arrastrado a tierra por los temporales

Rosa Estévez
R. Estévez VILANOVA / LA VOZ

SOMOS MAR

Dos grupos de diez personas se han trasladado este martes por la tarde a las playas mas afectadas, situadas en el entorno del puente de A Illa, para devolver al mar almejas y berberecho

10 nov 2023 . Actualizado a las 15:22 h.

Un intenso olor a pino emanaba este martes por la tarde de las ramas arrancadas de los árboles que bordean las playas que se extienden bajo el puente que une Vilanova con A Illa. Eran, junto a las grandes bolsas de agua que se habían formado en los caminos de tierra, un indicador de la fuerza con la que los temporales azotaron la costa durante las últimas semanas. Sin embargo, no son esas cuestiones las que traen por la calle de la amargura a quienes viven del marisqueo en la ría: hasta las playas situadas entre el arenal conocido como O Tobogán y el de Rego do Alcalde, han sido arrastradas en los últimos días importantes cantidades de almeja y berberecho.

La situación no llega a ser tan dantesca como la que se perfila en O Testal, o en varios arenales de Rianxo, pero supone un mazado para los planes de la cofradía de Vilanova y, más en concreto, de su agrupación de a pie. Por eso, en un intento de salvar todo lo salvable, veinte profesionales, divididos en dos grupos de trabajo, se repartieron este martes por la tarde por las zonas más castigadas para recoger los ejemplares que seguían vivos pese a los golpes del mar y pese a las horas transcurridas sobre la arena, desprotegidos ante ataques de todo tipo.

En la playa del puente, los profesionales doblaban la espalda o directamente se arrodillaban para separar las cáscaras de los ejemplares vivos. «Atopamos de todo, tanto ameixa como berberecho. Sobre todo cría de berberecho», explican. Es cierto que en los cubos y calderos de rescate abundan piezas pequeñas, que aún  necesitarían una larga temporada en el mar antes de alcanzar talla comercial. La intención de la agrupación de a pie es darles ese tiempo, y por eso el marisco recogido se devuelve al agua en la misma zona en la que fue recogido. «Xa non hai marisco bo para vender, e agora...». Una de las mujeres que se aplica a la faena no puede contener su disgusto. Habla de escasez, habla de problemas de crecimiento y habla de malos augurios para la campaña de Navidad. «O que non vai ser bo vai ser o ano que vén», tercia una de sus compañeras.

Otro grupo trabaja en la playa de O Tobogán. Afortunadamente, dicen las mariscadoras, son zonas en las que no suelen realizar siembras. «Nas Sinas, que si que temos sementado, parece que está todo ben», señalan. Aunque no se atreven a ser categóricas: las mareas vivas les han impedido revisar concienzudamente todas sus zonas de trabajo.

Lo mismo les ocurre a las mariscadoras de Cambados, según explica su presidenta, Teresa Bugallo: hasta mediados de la próxima semana no podrán decir, a ciencia cierta, a cuánto asciende la factura de los temporales en sus bancos marisqueros. «O domingo fumos cinco da directiva a mirar como estaba todo e en San Tomé recollimos cerca de 70 quilos de marisco que devolvemos ao mar», señalaba la responsable de la agrupación de a pie. También en A Illa las mujeres recogieron unos cuantos capachos de bivalvo arrastrado por el mar hasta las playas que ciñen la localidad; de nuevo, habrán de esperar unos días para ver el alcance de los daños del temporal. Lo mismo ocurre en Carril, donde los parquistas reconocen que no esperan «nada bo».