El pasado 5 de diciembre, el Consejo de Ministros nos dejaba sin uno de los mejores directores generales de Marina Mercante: Benito Núñez. Pero también nos comunicaba que el sector marítimo, y ahora también el aéreo, ganábamos un seguro magnífico secretario general. Independientemente de las consideraciones políticas individuales, lo cierto es que en estos cinco años se han llevado a cabo muy diferentes y muy positivas acciones y gestiones en el ámbito de la Administración marítima española. Por ello, estimo que es de justicia desarrollar un somero análisis de esos hitos que confiamos sean capaces de dinamizar un sector marítimo que es fundamental para el desarrollo económico y empresarial de España.
En el ámbito internacional, España fue reelegida en dos ocasiones como miembro del Consejo de la Organización Marítima Internacional (OMI), y lo hace integrada en el grupo de los diez países que a nivel mundial tienen mayor interés y protagonismo en el comercio mundial. En esa misma esfera internacional, por primera vez un español fue nombrado, en el 2021, presidente del consejo de la citada OMI, cargo para el que España, y concretamente su representante en Londres, Víctor Jiménez, fue reelegida el pasado 7 de diciembre. Todo ello, sin duda, nos concede un posicionamiento internacional del que desafortunadamente carecimos durante décadas.
A este inapelable éxito internacional, se deberían sumar otros logros, como la elaboración y aprobación de la primera regulación a nivel español de todas las actividades subacuáticas con el Real Decreto 550/2020, por el que se determinan las condiciones de seguridad de las actividades de buceo, y que ha supuesto todo un hito en la materia. Como anécdota, señalar que tradicionalmente se solía decir que la Dirección General de Marina Mercante (DGMM) se debería ocupar únicamente de lo que flota y este hito legislativo modificó aquel axioma.
En el ámbito de los servicios portuarios, la DGMM resultó clave al adoptar —y defender en Europa—, la decisión de mantener la reserva de bandera española en los servicios técnico-náuticos. Esta decisión, comunicada en febrero del 2019, supuso una importantísima garantía para la prestación de los servicios marítimo-portuarios en España.
Ley de Navegación Marítima
Desde la perspectiva más jurídica son muchos los logros alcanzados, tanto en materia de seguridad marítima, como de titulaciones, de bandera, etcétera, siempre en defensa del sector y siempre velando por las relaciones con los administrados y el mantenimiento de buques en la bandera española. En este ámbito destaca la modificación de la Ley de Navegación Marítima, Ley 14/2014, cuyo proyecto se encuentra ya finalizado y supondrá la modernización y agilización de muchos procesos y procedimientos; así como el proyecto de modernización del segundo registro.
No podíamos finalizar esta breve reseña sin formular dos referencias muy particulares. La primera respecto al apoyo y actividad desarrollada durante la pandemia —que ya nos parece tan lejana—, durante la cual el sector marítimo y portuario siguió operando con práctica total normalidad para garantizar toda la cadena logística. En esa actividad, el sector contó en todo momento con el apoyo y trabajo de los funcionarios de Marina Mercante que desarrollaron una labor encomiable, en las Capitanías Marítimas, en la dirección general o en la OMI en Londres.
Mantener y desarrollar toda esa actividad profesional, y esa cercanía al administrado constituirán un extraordinario reto que tienen ahora por delante tanto el director general recién nombrado Gustavo Santana, como los que posteriormente le sucedan.