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Un inspector de la Capitanía de Vigo asegura que el Villa de Pitanxo estaba en regla y llevaba chalecos para todos

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

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Oscar Vázquez

El resumen de la declaración, facilitada por la defensa de la armadora, recoge que al funcionario le consta que se habían hecho simulacros en el pesquero

14 feb 2024 . Actualizado a las 21:10 h.

El Villa de Pitanxo «cumplía íntegramente con las medidas de navegabilidad y seguridad legalmente exigibles y no se constató ninguna deficiencia en el buque».

Eso es lo que habría declarado el viernes pasado en la Audiencia Nacional el inspector de la Capitanía Marítima de Vigo que declaró como testigo a petición de la armadora del Villa de Pitanxo, el pesquero del Grupo Nores que el 15 de febrero del 2022 se hundió frente a Terranova en un siniestro que se cobró 21 vidas y del que solo se salvaron tres personas, entre ellas el patrón, Juan Padín, investigado, junto con la armadora, por sendos homicidios por imprudencia y otros tantos delitos contra la salud y seguridad de los trabajadores.

Cuando estaban a punto de cumplirse dos años del trágico naufragio del pesquero de Marín, la defensa legal de la casa armadora, Pesquerías Nores, solicitó la comparecencia como testigo del funcionario que inspeccionó el buque antes de zarpar a la que sería su última marea. Y el magistrado del Juzgado Central número 2 de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, atendió la petición de los abogados de Nores.

Que el barco tenía todo en regla es lo que habría dicho el funcionario el pasado viernes, día 9, en sede judicial. El contenido de la declaración fue facilitado ayer, víspera del luctuoso aniversario del siniestro, por la defensa de la casa armadora a través de un comunicado. En él asegura que el inspector aportó detalles precisos de una inspección «que duró más de 15 días» y confirmó eso de que cumplía todas las medidas exigibles. También habría declarado que el buque «no había sido objeto de ninguna reforma o modificación que no estuviese recogida en los planos y documentación oficial del buque, incluidos tanques de combustible y escalares». Y habría dicho que firmó el refrendo del reconocimiento de equipo, adjunto al certificado de conformidad, días antes del naufragio, el 31 de enero, «tras haber inspeccionado todos los equipos de seguridad del buque, incluyendo la inspección de los chalecos salvavidas y trajes de inmersión o supervivencia con resultado satisfactorio», recoge el comunicado de Amya Abogados, el despacho que representa al Grupo Nores.

En cuanto a los chalecos y trajes de inmersión asegura que «el número inspeccionado fue de 24 chalecos y 24 trajes, número que se corresponde exactamente con el que consta en el plano de salvamento del buque. Además, el inspector «comprobó que esos equipos de seguridad estaban homologados y en buen estado», aparte de que «se adecúan a la normativa que se refiere en los certificados oficiales».

Simulacros

El inspector también habría declarado ante el juez Moreno que la tripulación sí había hecho ejercicios, pues, de acuerdo con el comunicado, dijo que le constaba «que personal de seguridad de la Capitanía Marítima asistieron en varias ocasiones a simulacros de emergencia a bordo del Villa de Pitanxo».

También habría puesto en tela de juicio lo declarado ante la Policía Judicial por el marinero ghanés que sobrevivió al naufragio, Samuel Kwesi Koufie. Si este había dicho que en esa marea nunca le llegaron a entregar el cuadro orgánico, un documento que especifica las funciones de cada tripulante en caso de emergencia, y que este tampoco figuraba en ninguna parte de la embarcación, el funcionario apuntó lo contrario. Así, «al ser preguntado si en su inspección constató si había o no cuadro orgánico, respondió categóricamente que había diversos ejemplares en distintas zonas del buque y que efectivamente en los mismos se contempla cómo debe actuar cada tripulante en caso de emergencia y se le asigna una función».

El testigo abundó, además, en que paralelamente a la inspección de la que él se encargó, el barco también fue revisado por la sociedad de clasificación Bureau Veritas, que «sin ser obligatorio fue requerido por la empresa armadora añadiendo un plus de seguridad», concluye el comunicado de Amya Abogados.

Informe provisional

Lo dicho ahora por el inspector contrasta, sin embargo, con lo que se recoge en el informe provisional sobre el siniestro publicado el año pasado por la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim). Este recoge que, según el certificado de navegabilidad en vigor, el número máximo de personas autorizadas a bordo era de 22 y que, según el inventario de equipo adjunto al certificado de conformidad en vigor, el buque disponía de medios de salvamento para 22 tripulantes. «Aunque disponía de dos balsas salvavidas, una a cada banda, con capacidad para 25 personas cada una, el número de trajes de supervivencia (según los certificados) era de 22», recoge el informe.

Además, el Villa de Pitanxo había zarpado del puerto de Vigo con 25 tripulantes, dado que iba a bordo un tripulante del Río Caxil que convivió con los otros 24 marineros del pesquero hasta el 3 de febrero.