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El metal gallego toma parte en un plan piloto para generar amoníaco verde con eólica marina

Beatriz García Couce
Beatriz Couce REDACCIÓN

SOMOS MAR

Un parque eólico marino, en Reino Unido, en foto de archivo
Un parque eólico marino, en Reino Unido, en foto de archivo PROPIAS

Más de un centenar de empresas de la comunidad, Asturias y Cantabria impulsan el diseño de una barcaza para suministrar a buques energía renovable

15 feb 2024 . Actualizado a las 04:50 h.

Producir energía renovable en alta mar —en concreto hidrógeno y amoníaco verde—, utilizando para ello la electricidad de parques eólicos aguas adentro es el objetivo de un proyecto piloto en el que participa el metal gallego, a través del supercluster Atlantic Wind, en el que también se integran firmas de Asturias y Cantabria. Bautizada como Bahía H2 Offshore, la iniciativa persigue aportar una solución a los nuevos desafíos tecnológicos que presentan los combustibles verdes en el transporte marítimo, y ya ha sido amparada con 7,7 millones de euros del PERTE del hidrógeno.

La producción de amoníaco verde e hidrógeno se haría en alta mar, en una barcaza flotante en cuyo diseño técnico ya avanzan los impulsores del proyecto, asesorados por compañías como Enagás, Navantia, Repsol o Fertiberia. Las previsiones de los impulsores apuntan a que el prototipo de la embarcación se instalará a finales de año en el puerto de Santander. Desde Asime, la patronal gallega del metal que forma parte de este supercluster, reseñan que «el amoníaco verde puede servir como combustible directo en barcos de todo tipo, que, a futuro, podrían repostar directamente en alta mar en las llamadas islas energéticas, donde se integrarán parques eólicos marinos con plantas energéticas y puntos de repostaje». Además, añade, «el amoníaco puede servir como vector energético para barcos gaseros o gasoductos desde el mar a tierra. Esto permitiría darle también otros usos industriales como la generación de fertilizantes o volver a convertirlo fácilmente en hidrógeno para suministrar combustible, por ejemplo, a tráfico rodado que se alimente de esta energía».

En una primera fase, en la barcaza se instalará una planta de producción de hidrógeno verde que usará energía verde desde tierra, aunque simulando que procede de alta mar. Posteriormente, se ampliará la embarcación para que albergue una planta de nitrógeno, un reactor de amoníaco y los sistemas para la licuefacción, el almacenamiento y el amoníaco líquido. En las pruebas en alta mar se conectará a un aerogenerador flotante de 2 megavatios. 

La última fase, en 2029

La última fase del proyecto, prevista a partir del 2029, incluye la instalación de la planta en un parque eólico marino flotante en alta mar.

«Estamos ante un proyecto disruptor, que da respuesta a uno de los mayores retos de nuestro tiempo: la transición energética en el sector del transporte marítimo», subrayó Enrique Mallón, secretario general del Galician Offshore Energy Group de Asime. Los socios insisten en que en «un momento en el que la electrificación no es una solución fácil para el transporte marítimo, es vital desarrollar alternativas como la del amoníaco».