Barcazas como la que el Athletic usa para celebrar sus victorias servían para transportar mercancías y aún se emplean en puertos
11 abr 2024 . Actualizado a las 04:45 h.La Real Academia Española (RAE) ofrece dos definiciones del término gabarra. La primera hace referencia a una embarcación con cubierta que se usa en las costas para transporte de mercancías, mayor que una lancha, que suele ir remolcada, o se maneja con vela y remo. La segunda acepción se refiere a un barco pequeño y chato destinado a la carga y descarga en los puertos. Con estas definiciones, que ni siquiera exigen la falta de propulsión en la nave, sinónimos de gabarra podrían ser pontón, barcaza, lancha o chalana.
La RAE fija la etimología del término en la palabra vasca kabarra, aunque su origen no está claro e incluso hay diccionarios vascos no recogen esta acepción. Se trata de una voz testimoniada en castellano desde el siglo XV, pero que ya aparece en escritos franceses del XIV, e incluso pudiera proceder del latín gabarrus o del hebreo ghuabara, términos que representaban a barcazas pequeñas siglos antes.
Una gabarra es generalmente un barco de quilla plana construido para el transporte de bienes pesados a lo largo de ríos y canales, a la que su habitual falta de propulsión le obliga a tener que ser impulsada por otra embarcación. Inicialmente comenzaron a utilizarse en canales, siendo remolcadas por animales de tiro que iban por un camino adyacente, pero finalmente fueron superadas por el ferrocarril.
Estas embarcaciones se caracterizan por tener una estructura rectangular, con una plataforma de carga abierta que permite acomodar diferentes mercancías. También se pueden conectar para formar un conjunto de barcazas más grande en convoy. Entre las ventajas de uso destaca la facilidad y flexibilidad del traslado de mercancías en zonas de difícil acceso.
La flota de gabarras de Buría
En referencia a la flota de cabotaje, Noia y Corme fueron dos puertos muy importantes de Galicia en la época de la navegación a vela, a los que se unieron otros como Ponteceso, A Ponte do Porto, Camariñas o Corcubión. En el apartado de navegación a vela destacan unas embarcaciones no muy conocidas: las gabarras de Buría. Este lugar de Camariñas, de clara vocación agraria, estuvo dotado hasta 1964 de embarcaciones para el transporte de madera de pino, con destino a Asturias. Gabarras de Buría célebres fueron, entre otras, Capricho de Vigo, Sirena de Chuco do Farruco, o Buría de Cerdeiras. Sobre 1958 comenzó su declive con la crisis maderera, la construcción de carreteras y la llegada de los primeros camiones. La Buría de Cerdeiras, que «andaba a los pinos», fue la última y en 1964 acabó sus singladuras.
La más famosa de la historia
Durante la industrialización, las gabarras fueron un elemento importante para transportar el hierro de los altos hornos. En Vizcaya, en 1960, en los Astilleros Celaya, por encargo del Puerto Autónomo de Bilbao, se armó Gabarra nº 1, la construcción número 60 del astillero de Erandio, para sustituir a otra de madera, muy deteriorada. Una plataforma sin propulsión ni gobierno, nacida para ser utilizada en trabajos portuarios, sobre todo de mantenimiento o como soporte de grúas. Sus dimensiones son 18,5 metros de eslora y 8,5 metros de manga.
En 1983, el Athletic de Bilbao se proclamó campeón de Liga, y un miembro de su directiva, inspirado en la canción «Por el río Nervión, bajaba una gabarra…», tuvo la idea de realizar una navegación por la ría de Bilbao (el río Nervión) a bordo de una embarcación. Desde aquel año la Gabarra nº 1 fue rebautizada como Gabarra Athletic, y convertida en símbolo de triunfos rojiblancos, aunque solo volvió a ser utilizada una segunda vez, al año siguiente, cuando cerca de un millón de personas a ambos lados de la ría vitoreaban la marcha de la gabarra remolcada, y acompañada por traineras vizcaínas.
La Gabarra Athletic estaba dotada de un generador eléctrico, una bomba sumergible, un compresor y una grúa hidráulica. En realidad durante su vida útil, la gabarra fue objeto de varias modificaciones para satisfacer sus necesidades portuarias, hasta que en el 2013, y acompañada por el mítico guardameta Iribar, fue llevada al Museo Marítimo de Bilbao, donde descansó hasta este año. Cuarenta años después de su última proeza, y con garra, los bilbaínos sacaron de nuevo la gabarra, y esta volvió a llevar a cabo una singladura.
En la actualidad, las gabarras ya no se usan como medio de transporte como en siglos anteriores. No obstante, diversos puertos del mundo, buscando ser más sostenibles, han modernizado sus flotas de barcazas. Aunque eso sí, ahora muchas de ellas ya poseen propulsión propia.
Raúl Villa Caro es doctor ingeniero naval, oficial de la Armada y capitán de marina mercante.