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La UE llama a consultas al Reino Unido por vedar el lanzón sin mediar debate

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

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De no llegar a un acuerdo aceptable, pedirá un tribunal de arbitraje

25 oct 2024 . Actualizado a las 18:28 h.

El Reino Unido avanzó en febrero pasado su intención de prohibir la pesca de lanzón (Ammodytes tobianus) —aguacioso, en castellano; bolo vermello en Galicia— en aguas británicas del mar del Norte y en las de Escocia a partir de abril con carácter permanente. Y así lo ha hecho. De modo «unilateral», sin mediar «consulta o acuerdo previo», denunciaron en su día las organizaciones de productores europeas agrupadas en EAPO y la patronal comunitaria de fabricantes de harina de pescado (EFFOP). Estas entidades exigían a Bruselas una reacción ante el incumplimiento del tratado que regula las relaciones de la UE y el Reino Unido tras la salida de este país del club comunitario.

Y por una vez, Bruselas parece haber escuchado a los profesionales. Para sorpresa del sector, y por primera vez por cuestiones pesqueras, ha activado el mecanismo de solución de diferencias del Acuerdo de Comercio y Cooperación (TCA, por sus siglas en inglés) y solicitado consultas con el Reino Unido al respecto de su decisión de prohibir la pesca de lanzón. Lo hace «con el objetivo de llegar a una solución mutuamente aceptable», puntualizó ayer la Comisión Europea en un comunicado.

Lo cierto es que el cierre de la pesquería de lo que los británicos denominan sandeel, adoptada por la Administración británica con afán de proteger a las aves y mamíferos marinos que se alimentan de esa especie, «restringe significativamente el acceso de los buques comunitarios a esta pesquería». Así, la UE «cuestiona la compatibilidad del cierre total y permanente de la pesquería con los principios y obligaciones» del Tratado de Comercio y Cooperación que vincula a ambos. Ese texto compromete a los exsocios a aplicar «medidas basadas en evidencias científicas, proporcionadas y no discriminatorias para la conservación de los recursos marinos vivos», explica el Ejecutivo comunitario. Y con esas premisas de fondo, la UE y el Reino Unido celebran consultas anuales para acordar los totales admisibles de captura (TAC) para una serie de poblaciones compartidas entre las que se encuentra el lanzón, que se pesca tanto en aguas británicas como en las europeas. De las del año pasado salió el TAC para el bolo vermello, que se fijó, recuerda Bruselas, sobre la recomendación del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES), que en su dictamen ya tiene en cuenta el consumo de lanzón por otros depredadores, como aves y mamíferos marinos, para fijar su recomendación.

Arbitraje

Por eso que cerrar la pesquería sin consultar abrazando la protección de la fauna marina y asociada se sale de aquellas premisas. Y más si no se consulta a los afectados. Claro que siempre es más fácil tomar medidas de protección medioambiental cuando se tiene el 3 % del TAC y el 97 % restante corresponde a la otra parte contratante.

La UE inicia consultas con el ánimo de «encontrar una solución mutuamente aceptable a la disputa». Pero si las consultas no llegan a una solución satisfactoria en un plazo de 30 días —o algún tiempo más si así lo deciden ambas partes—, la UE podrá solicitar «el establecimiento de un tribunal de arbitraje para decidir sobre la compatibilidad de las medidas del Reino Unido con el TCA».

Especie vital para la industria harinera

El lanzón es un pescado —parecido al pión (Hyperoplus lanceolatus) que se consume en Galicia— de unos 20 centímetros de largo de media que sirve de alimento a otras especies y se usa como cebo. No reviste interés para la flota española, pero sí para la de otros países comunitarios que la dedican a harina. En el 2022, los productores comunitarios facturaron 52 millones por 257.000 toneladas.