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En Muxía abren A Barca para evitar que los furtivos les roben el percebe

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

SOMOS MAR

«Se non os collemos nós, cóllenos eles», dice Amador Vilela, el presidente de la agrupación

08 may 2024 . Actualizado a las 22:15 h.

A Barca es uno de esos santuarios percebeiros que solo se abren en Navidad y para agasajar a los turistas en agosto, pero ayer 28 mariscadores sacaron el tope con facilidad en las rocas más emblemáticas y ricas de Muxía. La agrupación decidió que dos días al mes, en condiciones muy concretas, acudirían a por los crustáceos y todo para evitar que los furtivos se lleven lo que han estado guardando durante meses. «Se non os collemos nós, cóllenos eles», dice Amador Vilela, presidente del colectivo.

El buen estado del mar y las mareas vivas son las causas de que los mariscadores se aventuraran a coger percebes a los que normalmente no tienen acceso. Recogieron ejemplares de una calidad y un tamaño extraordinario que en vísperas de Nochebuena hubieran conseguido un precio récord, pero que se pagaron bien. Amador Vilela los vendió a sus clientes habituales a 75 euros el kilo.

La cuestión es que han notado en la agrupación muxiana que se acercan muchas lanchas con buceadores. Son ellos los que pueden acceder a estos ejemplares que normalmente no se pueden alcanzar, sobre todo en inverno. Solo en días como el de ayer, con el mar en calma y mareas de más de metro y medio se pueden lograr desde tierra. La idea es que aunque las cotizaciones no sean ahora las mejoras, el dinero se quede en Muxía. «Valen máis 300 euros no peto dun mariscador que no dun furtivo», sentenció Amador Vilela.

Hoy no tienen previsto ir a la Barca porque habrá algo de oleaje. Estarán en la Punta da Buítra, donde los ejemplares no son tan vistosos, pero el jueves volverán porque habrá las mismas condiciones que ayer. Repetirán el método en los próximos meses, pero en fechas concretas que se irán decidiendo sobre la marcha.

Amador Vilela reconoce que las cosas no van demasiado bien porque no hay recambio generacional. Llegaron a ser más de 90 y ahora apenas llegan a 30 y por eso también se hace más dura la vigilancia. En la marea nocturna estarán al acecho y así seguirán bastantes días, mientras el mar no sea capaz de defenderse por sí mismo.