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Interceptados dos furtivos en el río Miño con 60 kilos de pescado

La Voz VIGO

SOMOS MAR

C.Naval

Los pescadores denunciados se enfrentan a multas de casi 5.000 euros

18 jun 2024 . Actualizado a las 09:05 h.

Nuevo golpe al furtivismo en el río Miño. La comando local de la Policía Marítima de Caminha ha identificado y denunciado a un vecino de O Condado y otro de Portugal que faenaban ilegalmente en el entorno de la Isla de Fillaboa en la madrugada del domingo. Tanto la Policía lusa como la Comandancia Naval do Miño, al frente de la vigilancia del tramo internacional del Miño, llevaban tiempo tras estos pescadores. Ambas administraciones trabajan de manera conjunta en distintos campos e intercambian información sensible que afecte a la seguridad y navegabilidad del río, incluyendo las sospechas sobre prácticas ilegales, recuerda el comandante naval Andrés Díaz-Ripoll Marzol.

Fue durante una inspección de la policía lusa cuando se confirmaron las sospechas ya que pillaron a la pareja con mercancía en la embarcación y aparejos en el agua. La faena del sábado les va a acarrear un cuantioso daño económico ya que la policía marítima usa les ha presentado cuatro denuncias a cada uno, sobre las que deberán comparecer ante las respectivas administraciones de referencia. En el caso del ciudadano español, dueño de la embarcación de pesca deportiva con la que salieron al río ese día, las sanciones según el acuerdo del Tramo Internacional del Miño (TIRM), pueden alcanzar los 4.800 euros, en una primera estimación de Díaz Ripoll. Se les ha denunciado por furtivismo, explica, ya que, «aunque en la zona se puede practicar pescar recreativa con caña, no se pueden emplear trasmallos, ya que son redes prohibidas desde Guillarei hacia Frieira». La autoridad marítima lusa les incautó las redes, pero también los veinte kilos de pescado que ya habían sacado del río y que se cedieron, posteriormente, a una institución de solidaridad social de Portugal.

Los denunciados se enfrentan a otras dos denuncias, ya que el ciudadano español dueño del barco tenía la pertinente licencia de conducción del barco de recreo, pero caducada, pero no el portugués al que sorprendieron al timón mientras llenaban su capacho de pescado. Además navegaban sin luces.