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El «Bill Gates» británico, su abogado y un directivo de Morgan Stanley, entre los náufragos del Bayesian en Sicilia

L. D. REDACCIÓN / LA VOZ

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Mike Lynch celebraba en el velero que fue a pique, con un grupo de asesores, la absolución de un proceso judicial que casi lo lleva a la cárcel

21 ago 2024 . Actualizado a las 09:34 h.

«Es como un pequeño Costa Concordia», explicaban este lunes gráficamente los buzos italianos sobre las dificultades de las labores de rescate de los seis desaparecidos del velero de lujo Bayesian, cuyos cuerpos creen que se encuentran atrapados dentro del buque, a 50 metros de profundidad en aguas de Sicilia, donde naufragó el lunes por un tornado que lo llevó a pique cuando se encontraba fondeado frente al puerto de Porticello.

Entre los desaparecidos hay tres grandes nombres del mundo de las finanzas. Junto al empresario tecnológico Mike Lynch (59 años) y su hija Hannah (de solo 18) viajaban su abogado, Chris Morvillo (59), letrado de Clifford Chance, una de las firmas legales más reconocidas en el sector financiero, y el presidente de Morgan Stanley International, Jonathan Bloomer (70), así como las esposas de ambos. La mujer de Lynch, Angela Bacares, también iba a bordo, pero salvó la vida cuando tras el primer golpe de mar que sufrió el velero decidió subir a cubierta para ver qué había ocurrido.

Lynch, conocido como el «Bill Gates» británico, fue uno de los fundadores de la compañía de software Autonomy, negocio que lo catapultó a la fama a mediados de los noventa. Su carrera al frente de la empresa y su afán por competir con los grandes del mundo digital hizo que en el 2006 se le concediese la Orden del Imperio Británico y, que en el 2011 fuese nombrado miembro del Consejo de Ciencia y Tecnología por el Gobierno de Cameron.

En el 2011, Lynch vendió su empresa al gigante informático Hewlett Packard (HP) por 11.000 millones de dólares (9.943 millones de euros), lo que le reportó ganancias de 800 millones de dólares (723 millones de euros) y un litigio judicial de más de 13 años, del que fue absuelto en junio.

Y es que HP declaró haber encontrado «graves irregularidades contables» en la empresa adquirida y acusaba a Lynch de cerca de una veintena de cargos de «fraude y conspiración» que, de haber sido declarado culpable, le podrían haber costado 25 años de prisión en Estados Unidos. De hecho, el empresario permaneció más de un año en arresto domiciliario en San Francisco, a donde fue extraditado desde el Reino Unido en mayo del 2023 tras una larga batalla judicial. Tras ser absuelto en junio de todos los cargos, Lynch confesó en una entrevista con The Times que, dadas las acusaciones que pesaban sobre él, su edad y una grave enfermedad pulmonar que padecía, daba por hecho que iba a morir en una cárcel estadounidense: «Tengo varias afecciones médicas que habrían hecho difícil mi supervivencia».

Quien lo libró de ese final fue el abogado Chris Morvillo, letrado del prestigioso bufete Clifford Chance, que en los últimos años había hecho carrera defendiendo a grandes directivos en procesos judiciales por tráfico de información privilegiada, robo de secretos comerciales y fraudes contables. Antes que eso había ejercido como fiscal en Nueva York, donde entre otros casos colaboró en la macroinvestigación de los atentados del 11S contra las Torres Gemelas y el Pentágono. Junto a Lynch también se sentó en el banquillo Stephen Chamberlain, que falleció el sábado por un atropello mientras hacía deporte en Cambridgeshire, Inglaterra, según ha confirmado este martes su entorno. Chamberlain había ejercido como vicepresidente de Autonomy.

Con Lynch y Morvillo también viajaba en este yate de megalujo, según trascendió este lunes, el presidente de Morgan Stanley International (el área internacional de la entidad), Jonathan Bloomer, otro de los asesores del empresario inglés, que organizó ese viaje de lujo en aguas italianas para celebrar con sus colaboradores más próximos su absolución.

Por el momento, los buzos no han dado con los cuerpos de los seis desaparecidos. Este martes lograron entrar en el puente de mando, «lleno de cables eléctricos», pero aún no han podido inspeccionar el interior de los camarotes donde se cree que quedaron atrapados.

El mástil, posible culpable

Darío Menor, Colpisa

La Fiscalía italiana ha abierto una investigación para tratar de esclarecer las causas del naufragio, por lo que ha empezado a recoger diversas pruebas, como el testimonio de los supervivientes y eventuales testigos, los datos meteorológicos del momento en que se produjo el incidente y las posibles imágenes del mismo. Al tratarse el Bayesian de un velero de bandera británica, en las pesquisas colabora un grupo de expertos de ese país, según anunció el embajador del Reino Unido en Italia, Edward Llewellyn, que visitó este martes a los supervivientes. Aunque probablemente haya que esperar meses o años antes de que los tribunales determinen la verdad judicial sobre el hundimiento, ya hay quien le echa la culpa del incidente al exagerado tamaño del mástil del velero: medía 72,3 metros y estaba considerado como el más alto del mundo fabricado en aluminio. «Era también el más peligroso porque cogía el viento desde una gran altura y los cables de acero que lleva provocan una enorme resistencia», señaló el perito náutico Gino Ciriaci en el diario Il Corriere della Sera, para quien «no resulta extraño» que un velero de esas características se hundiera como consecuencia del tornado que azotó la zona durante la madrugada del lunes. «Si hubiera sido una embarcación más baja tal vez habría aguantado», señaló. Es justo lo que ocurrió con otros yates fondeados en las proximidades del Bayesian y que lograron superar sin mayores problemas la tromba marina, más virulenta de lo que apuntaban los informes meteorológicos. Al parecer las fuertes rachas de aire habrían provocado que el altísimo mástil se inclinara primero hacia un lado y luego hacia el otro, propiciando finalmente el naufragio del buque, de 54 metros de eslora.