El cambio climático golpea sobre todo al marisqueo a pie y a los percebeiros
SOMOS MAR
El bogavante es la especie más amenazada, seguida de la ostra y la solla
28 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.A nadie le queda hoy duda de que el cambio climático afecta a la pesca y al marisqueo. A toda. Altura, gran altura, bajura. Pero no impacta en todas por igual. Ni siquiera hay equidad entre artes de pesca. Científicos del Future Oceans Lab, de la Universidade de Vigo (UVigo), han desarrollado por primera vez un análisis de riesgo climático de todas las artes de pesca tradicionales de Galicia. Y los resultados los detalló Haritz Ayarza, que forma parte de aquel equipo que dirige Elena Ojea, en el ForoAcui, el Foro dos Recursos Mariños e da Acuicultura que se celebró hace unas semanas en O Grove.
¿Y cómo han podido medirlo? Lo han hecho calculando unos indicadores del riesgo que combinan el grado de amenaza, el de exposición y el de vulnerabilidad a los cambios que está provocando el clima de diez técnicas de pesca en función de las especies a las que estas se dirigen, su hábitat, los ingresos de los profesionales que las emplean y la capacidad adaptativa que muestran esos aparejos. Y se han situado en el escenario actual y en dos más de los que el panel del cambio climático (IPPC) del 2014 pinta para el futuro, uno más pesimista que el otro (uno en situación de RCP 2,6, en el que el calentamiento se mantiene por debajo de los dos grados de temperatura; y otro, el peor, con un RCP8,5, que teoriza con una subida de 5 grados centígrados).
Yendo directamente al resultado final —sin pararse en artes más amenazadas, más expuestas o más vulnerables—, el marisqueo a pie y los recursos específicos, tanto a pie como a flote, son las técnicas que mayor riesgos climático presentan. El marisqueo a flote queda fuera de ese grupo en la zona roja porque tiene una mayor capacidad adaptativa, que, como demuestran las conclusiones del estudio, es clave para hacer frente al cambio climático. Tampoco presentan un riesgo elevado las nasas.
Ocurre que en el marisqueo a pie, así como en la explotación del percebe, concurren una serie de circunstancias que incrementan el nivel de riesgo, pues las especies a las que se dirigen son las más amenazadas por el cambio climático, su profesión no es de grandes ingresos y, por encima, su situación dentro de los órganos de gobierno de las entidades asociativas no es, desde luego, la más privilegiada.
Especies amenazadas
Para calcular la amenaza climática de las especies pesqueras y marisqueras de Galicia, los estudiosos del Future Oceans Labs han analizado la esperanza de vida, los cambios en la temperatura y la especificidad del hábitat de cada una de ellas, y han concluido que los organismos sésiles —con poca capacidad de movimiento—, de vida muy longevas y demersales son los que peor lo tienen para adaptarse a los cambios del clima. Y aunque siguiendo la descripción lo que primero viene a la mente es una almeja o un berberecho, resulta que no son estos bivalvos los más amenazados. El podio lo ocupa el bogavante, según explicó Haritz Ayarza, que es la especie que mayor amenaza climática presenta, seguido de la ostra y del pargo. Por el contrario, especies de aguas más cálidas, como el cabalón, el pargo o el bonito, se adaptarán más fácilmente, para delicia del cerco.
El marisco, más afectado
Mirando el nivel promedio que arrojan las especies, «hay una diferencia significativa entre la amenaza climática que presentan pescados y mariscos», dijo Ayarza. Estos últimos salen perdiendo. Curiosamente, en las proyecciones se perciben diferencias sensibles entre el escenario actual y los dos que están por venir, resulta que entre el malo (RCP 2,6) y el peor (RCP 8,5) ya no hay tanta.
A mayor diversidad de capturas, menos exposición a los riesgos
Conociendo la amenaza climática que presentan las diferentes especies pesqueras y marisqueras, se puede saber, analizando la composición de sus capturas, hasta qué punto lo están esas diez artes de pesca tradicionales de Galicia estudiadas. Y nuevamente el marisqueo a pie es la que presenta una mayor amenaza climática, seguida del buceo y de las artes remolcadas, explicó Ayarza. En contraposición, aquellas que se dirigen a especies de temporada y de aguas cálidas, como el cerco o las nasas, presentan una amenaza más baja.
En cuanto al nivel de exposición al cambio climático, que fue otro de los indicadores que calcularon los científicos del Future Oceans Lab, «no hay diferencias significativas», pero sí han apreciado que los recursos específicos a flote, sobre todo los dirigidos al percebe, están más expuestos que, por ejemplo, el marisqueo a pie y a flote, porque tienen mayor diversidad de especies objetivo y eso reduce la exposición al riesgo.
Vulnerabilidad
Ahora bien, el marisqueo a pie vuelve a salir perdiendo en cuanto se analiza la vulnerabilidad climática, que se obtiene tras analizar y contraponer sensibilidad y capacidad adaptativa. Así, el marisqueo a pie, con menores ingresos y menor capacidad adaptativa, es más sensible al cambio climático que otras con las que comparte nivel de amenaza, como el buceo o las artes remolcadas, donde los ingresos son más elevados.
Como el riesgo varía, los científicos apuntan la conveniencia de desarrollar planes y estrategias de adaptación específicos para cada arte de pesca.