Las piezas de la embarcación, de 8,2 metros de eslora y 2,2 de manga, las conserva el Museo de Arqueología Subacuática de Cartagena
08 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La embarcación de época fenicia hundida hace unos 2.600 años en la costa de Mazarrón (Murcia) ya se encuentra fuera del mar tras casi dos meses de trabajos que han permitido localizar una parte del ancla, con una tipología singular que solo presentan otros dos ejemplares en el mundo.
El barco, tal y como estaba previsto, se ha extraído fragmentado en 22 porciones, siguiendo las grietas y fracciones que ya presentaba la madera, y se ha hecho «un poco más rápido de lo esperado», ha explicado a EFE el arqueólogo que dirige el proceso, el catedrático de la Universidad de Valencia Carlos De Juan.
Todo el procedimiento, ha señalado, se ha llevado a cabo según el plan de extracción previsto, que consistía en sacar del mar primero las porciones más pequeñas y complejas para finalizar por las de mayor tamaño, lo que hace que el trabajo sea más lento y delicado en los primeros días y avance más deprisa a medida que pasa el tiempo.
El plan de extracción, ha señalado el arqueólogo, incluía numerosa casuística y propuestas para solucionar todo tipo de posibles contingencias, algunas «casi imposibles», que finalmente no se han dado: «Ha sido un trabajo delicado, pero mecánico. Lento, pero equivalente al que ya había hecho antes todo el equipo en otros escenarios de extracción de restos arqueológicos», ha apuntado.
En total han participado en estas labores 14 especialistas y para la extracción se han empleado unas bandejas o cunas sobre las que se colocaba cada una de las porciones en posición horizontal. Parte de estas bandejas habían sido fabricadas previamente mediante sistemas de impresión 3D adaptándose a cada una de las porciones del pecio y otras, las destinadas a sacar las partes de las que no se conocía la forma exacta, se elaboraron in situ, en el fondo del mar.
Además de extraer la barca, que tiene unas dimensiones de unos 8,20 metros de eslora por 2,20 metros de manga y un puntal máximo de 0,90 metros, los arqueólogos han inspeccionado el entorno de la caja metálica con la que desde el año 2000 se habían protegido los restos en el fondo marino.
Allí, señala De Juan, han encontrado« algunos materiales arqueológicos inesperados», como algunas tracas del casco que estaban desgajadas del mismo y desperdigadas por el entorno de la caja, así como trozos de cabos con nudos de unión de época fenicia, «muy interesantes» para ampliar conocimientos sobre las técnicas de navegación y construcción naval de esa época.
Al llevar a cabo la extracción por fragmentos, se han descubierto también «nuevas juntas de arquitectura de gran interés» que también enriquecerán el conocimiento histórico y arqueológico de las técnicas usadas por los fenicios.
Parte de un ancla singular
El hallazgo más singular ha sido el de parte del ancla de la embarcación, que seguía en el yacimiento marino al contrario de lo que se pensaba, puesto que otra parte de la misma ya había sido extraída, junto con el cargamento de plomo que transportaba, en el año 2000 y, de hecho, se expone en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena (ARQUA).
En la campaña de observación llevada a cabo en el verano del 2023, como paso previo a las labores de extracción, señala De Juan, los arqueólogos ya detectaron un elemento que consideraron que sería el cepo del ancla, y que ahora han comprobado que era una parte mucho mayor, que incluye una porción de la caña y de la cuerda que la unía al barco.
El ancla es de una tipología singular y, además de esta, solo se conservan otras dos similares procedentes de embarcaciones del Mediterráneo oriental. Está elaborada íntegramente con madera, excepto por pequeños refuerzos en la parte de al uña, y el cepo cuenta con un cajetín también de madera relleno de plomo vertido en caliente. «El sistema era una especie de engaño, ya que el ancla parecía de madera y la parte pesada quedaba oculta a la vista», explica De Juan.
Conservación «muy fiable, pero muy lenta»
Todas las piezas extraídas están ya en el laboratorio especializado del ARQUA, ArquaTec, donde tendrán que someterse ahora a un largo proceso que durará, al menos, cuatro años. Se trata de un procedimiento de conservación «muy fiable, que se conoce muy bien, porque hay muchísima experiencia, pero es muy lento», apunta el arqueólogo.
Las piezas se someterán durante unos seis meses a un proceso de desalación, tras el que recibirán un tratamiento con resinas especiales para rellenar las cavidades celulares de la madera que han perdido la celulosa. Después, se secará cada pieza con el método denominado “liofilización”, que consiste en congelar la madera y secarla al vacío en una cámara en la que el agua pasa de estado sólido a gaseoso sin pasar por el líquido, un procedimiento que puede demorarse unas tres semanas en cada una de las porciones.
Para De Juan, la extracción de la barca permitirá dar un paso más en el estudio de la época fenicia. Denominada Mazarrón II, fue localizada a unos 50 metros de la playa de La Isla del Puerto de Mazarrón en 1995 durante los trabajos de investigación sobre otro pecio hundido de la misma época, el 'Mazarrón I'.