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Mar probará remedios naturales para evitar la mortandad de los bivalvos

e. a. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

MARCOS CREO

Encarga al Cetga un cóctel probiótico para abonar los bancos de almeja

27 dic 2024 . Actualizado a las 04:45 h.

Es evidente que algo le está pasando a la productividad marisquera de Galicia. El pronunciado descenso de las especies autóctonas es el indicador más claro. Si hace 20 años la almeja babosa era la especie principal, hoy la actividad se sostiene gracias a la japónica, que aunque hay quien sostiene que está naturalizada, es de fuera. La producción de berberecho, que todavía se estaba recuperando del golpe de la marteilia, cayó casi un 80 % del 2022 al 2023. Y la de fina, ya siempre limitada, ha caído este año a 47 toneladas, frente a las 153 del ejercicio pasado. A ese retroceso hay que ponerle remedio. Biorremedio, según la Consellería do Mar.

El departamento que dirige Alfonso Villares va a firmar un convenio con el Centro Tecnolóxico do Clúster da Acuicultura de Galicia (Cetga) para buscar estrategias de cultivo que aumenten la supervivencia de los bivalvos a través de la biorremediación, que no es otra cosa más que utilizar organismos vivos, naturales, para recuperar ambientes contaminados como el agua o el sustrato en el que crecen los bivalvos.

Con un presupuesto de 700.000 euros, el Cetga, con el apoyo de dos grupos de investigación de la Universidade de A Coruña (el de Biología Evolutiva y el de Microbiología), tratará de aislar y seleccionar cepas bacterianas asociadas al cultivo de la almeja japónica (Ruditapes philippinarum) y del berberecho (Cerastoderma edule), que puedan ser empleadas para implantar una estrategia que aumente la supervivencia de los bivalvos en episodios de baja salinidad.

¿Cómo? Para empezar, analizarán el sustrato donde crece la japónica y el berberecho y buscarán entre los microorganismos (microbioma) aquellas cepas que son beneficiosas para el molusco y las que son perjudiciales. Para ello tomarán muestras en varios puntos de la ría de Ferrol, como Barallobre, y en la de Pontevedra, que después compararán. Después analizarán el efecto de la salinidad sobre la abundancia de dichas cepas en el banco.

Con ese conocimiento, los científicos crearán un cóctel bacteriano probiótico que aplicar al sustrato o al agua donde se cultiva la cría del almeja para aumentar su supervivencia. Lo último será determinar la eficacia de ese remedio natural sobre la supervivencia de las especies bajo condiciones de cultivo.

Ese cultivo no se hará en el banco natural, sino en las instalaciones del Cetga. Los moluscos, tras ser extraídos de distintas zonas de ambas rías —diez ejemplares de cada lote— serán trasladados vivos hasta las dependencias que el clúster acuícola tiene en Ribeira, donde se realizarán los ensayos. Nada más recibir los ejemplares se realizará el aislamiento y la identificación de las bacterias presentes en las muestras. 

Selección de bacterias

Como se sospecha que pueda haber importantes cantidades de compuestos de azufre en los sedimentos donde crecen almeja y berberecho, nocivos para ambas especies, los científicos intentarán aislar microorganismos que puedan crecer en ambientes pobres en oxígeno o que los toleren, así como aquellos resistentes a la salinidad y que, a la vez, tengan capacidad de oxidar compuestos de azufre. Así, «demostrouse que o sulfuro de hidróxeno é tóxico para os animais acuáticos, xa que interfire na súa respiración e metabolismo, así como no seu desenvolvemento xeral, provocando un aumento directo da mortalidade», recoge un informe sobre la biorremediación. Por eso, las bacterias candidatas se examinarán «en función da redución do pH e seleccionaranse bacterias oxidantes do xofre, que se someterán a probas de tolerancia á salinidade».

Pruebas como la resistencia al agua casi dulce también se harán en los ensayos en laboratorio, «analizando o efecto destes cambios sobre a viabilidade dos exemplares e sobre a abundancia das bacterias identificadas previamente». De esos análisis se obtendrán datos que podrán utilizarse en ese cóctel bacteriano, en el que se incluirán microorganismos que «contribúan a proporcionar un mellor estado sanitario das ameixas ante os cambios de salinidade».