La Xunta decide que la campaña de libre marisqueo siga adelante por el momento

Las lonjas de la zona sur son un reflejo claro de la crisis que atraviesa el sector marisquero. Las salas de subasta de Carril, Vilanova, Vilaxoán o A Illa viven, fundamentalmente, de almejas y berberechos, y eso las coloca en una situación especialmente vulnerable cuando las cosas se ponen mal en los bancos marisqueros. Y en estos últimos años, las cosas están mal; muy mal.

Para muestra, lo que ocurre en el ámbito del libre marisqueo. Os Lombos do Ulla, otrora el pulmón de la ría, llevan cerrados prácticamente desde el inicio de la campaña. En O Bohído, Cabío y el resto de zonas, la situación es dramática, tanto que se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de cerrarlos al trabajo. La idea partió de la Consellería do Mar, que la planteó en una reunión mantenida hace unos días con las cofradías arousanas. Sin embargo, la falta de seguridad sobre un posible subsidio que permitiese a la flota hacer frente al paro, hizo que los pósitos se negasen a posicionarse al respecto de esa posibilidad. Y esa inhibición se ha traducido, de momento, en que los bancos sigan abiertos.

En todo caso, las cofradías arousanas recuerdan que están pendientes de mantener una reunión de trabajo con la plana mayor del gabinete que gestiona las cuestiones pesqueras, con el conselleiro Alfonso Villares a la cabeza, para ver qué alternativas hay sobre la mesa para el sector del marisqueo a flote.

Pero esa no es la única solución urgente que se debe tomar al respecto de las zonas de trabajo comunes. La ría en su conjunto sigue pendiente de un plan de regeneración ambicioso que permita que el sector recupere la fortaleza que una vez tuvo.

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