Bruselas sigue resistiéndose a cerrar su mercado a la sobrepesca de Noruega
SOMOS MAR
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Da prioridad al diálogo de alto nivel con el país sobre la acción comercial
30 ene 2025 . Actualizado a las 22:44 h.Si el Atlántico nororiental fuese Springfield, y la Unión Europea y Noruega los protagonistas de un episodio de Los Simpson, no hay duda de que los Veintisiete serían Ned Flanders, amigables y compasivos, y Noruega y satélites, Homer Simpson, el egoísta e ingenioso personaje principal. Pero ya van muchos capítulos, demasiados, y quizá sea ya hora de «dejar de ser Flanders y asumir el papel de Homer Simpsons». Iván López, presidente del Consejo Consultivo de Larga Distancia (LDAC) y de la Alianza Europea de la Pesca de Fondo (EBFA), que ayer participó en la audiencia pública organizada por el Parlamento Europeo sobre las relaciones pesqueras con Noruega, hizo en ese foro un amplio repaso por la lista de agravios del país nórdico al club comunitario. Afrentas que subieron de tono y agresividad a partir del 2021 —ergo tras (o alimentado por) el brexit— y a las que la Comisión Europea, indefectiblemente, ha respondido con tibieza, como lo haría un buen y piadoso vecino como Ned Flanders.
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Por eso exigió una «aprobación y aplicación rápida» de la modificación propuesta por la misma Comisión del reglamento que permite tomar medidas contra los países que no realizan una pesca sostenible. Una normativa que parece estar pensando en Noruega cuando define qué es no cooperar o realizar una pesca no sostenible, y que incluye medidas de mercado entre las herramientas para hacer desistir a un país de la mala praxis.
Coincidieron con el gallego en esa urgencia los demás ponentes, incluido el representante de los conservacionistas de Pew, Jean-Christophe Vandevelde, que cargó contra la falta de colaboración del país nórdico. Si bien resolver los problemas de gobernanza es primordial, y el diálogo de alto nivel iniciado entre Bruselas y Oslo supone un avance, la modificación de ese reglamento puede contribuir eficazmente a poner cortapisas a la sobrepesca que alientan Noruega y sus socios al autoasignarse cuotas. Porque «lo único que pone nervioso a Oslo y le hace respetar las reglas, es el mercado», dijo López.
Prioridad al diálogo
Ahora bien, aunque los Veintisiete, alentados por el Ejecutivo comunitario, se están armando para actuar por las malas, «sería una locura que la Comisión Europea adoptase una política que impidiese continuar con el diálogo al más alto nivel político y técnico», dijo Fabrizio Donatella, responsable de pesquerías del Atlántico nororiental, mar Báltico y del Norte de la Dirección de Asuntos Marítimos y Pesca (DG Mare). Y eso que Donatella y su equipo saben cómo se las gasta Noruega, no en vano van ya 26 rondas de negociaciones (frustradas) y todo un equipo de la DG Mare bregando con ese expediente. Pero impera el equilibrio y, a pesar de «la falta de satisfacción y de estar decepcionados» con Oslo, no hay que perder de vista que es un socio importante y estratégico y que no se trata solo de relaciones comerciales, sino que también influyen factores como «la estabilidad en la región, afectada por el brexit» y la complejidad de las relaciones con los estados ribereños, con los que hay «diferencias de opiniones». Es decir, que hay que dar preeminencia al diálogo de alto nivel, que continúa, «y el comisario Kadis quiere que sea así». Nadie niega que el país nórdico es un socio importante, y que así como necesita el mercado comunitario —destino del 57 % de sus exportaciones pesqueras en valor y 53 % en volumen—, también la industria comunitaria necesita su pescado, por no hablar de su energía. Pero eso no le da derecho a saltarse los acuerdos internacionales, ni a autoasignarse cuota, ni a sisarle derechos de pesca a los demás porque lo decide unilateralmente, ni a negarse a reconocer a la UE como Estado ribereño...
En fin, «se han cogido un 40 % de cuota de más, eso no es una diferencia de opiniones, eso es que se les ha dado la mano y han cogido el brazo», terció el diputado irlandés Luke Ming Flanagan, que no quiso saber si la Comisión se tenía por Flanders o por Homer, pero recordó que en un episodio «un personaje le voló la casa al otro» y eso es una cosa similar a lo que nos está pasando», sentenció.