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Las mujeres rozan un tercio del empleo en la acuicultura, pero lejos de puestos de mando

Somos Mar MERCEDES SALAS/ EFE

ACUICULTURA

Imagen de archivo de una planta gallega de piscicultura
Imagen de archivo de una planta gallega de piscicultura OSCAR CELA

«El techo de cristal está muy patente», según la responsable de planes de producción de la patronal Apromar

08 may 2022 . Actualizado a las 11:34 h.

Las mujeres abarcan cerca de un 30 % de los empleos de la acuicultura española, donde tienen como reto traspasar «techos de cristal» porque ocupan los puestos con menor salario y apenas están presentes entre los propietarios de las empresas o en los cargos directivos. «El techo de cristal está muy patente» en la piscicultura, declara Garazi Rodríguez, responsable de planes de producción y comercialización de la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (Apromar). «Tienen menos puestos de responsabilidad que los hombres, condiciones salariales inferiores y apenas hay empresas con mujeres gerentes o propietarias», señala. Sin embargo, dentro la investigación vinculada a la acuicultura, el protagonismo de las científicas españolas es mayor que el de ellos, apunta.

Las mujeres engloban el 28,5 % del empleo de la acuicultura marina, con 4.033 trabajadoras (de un total de 14.152 empleados) y en la continental suponen un 20 %, con 193 de los 981 empleados, de acuerdo con los datos del Plan para la Igualdad de Género en el Sector Pesquero y Acuícola, correspondientes a 2019. Trabajan sobre todo en labores de campo que implican actividades en el exterior -en piscifactorías, marismas, salinas-, o aquellas con poca automatización de los procesos y elevada carga física, según el plan, publicado por la Secretaría General de Pesca.

Rodríguez diferencia entre producciones como la de moluscos, en Galicia, donde hay una fuerte presencia de mujeres y, del lado contrario, la acuicultura marina o en agua dulce de peces, donde hay una menor inclusión de trabajadoras. En las plantillas hay más hombres en puestos técnicos y en las tareas administrativas más mujeres. Según el índice de género de la Memoria de Sostenibilidad de Apromar, en la producción de truchas, más ligada a áreas rurales y del interior, la presencia femenina es del 13 % mientras que en el segmento de las microalgas, más innovador, se eleva al 42 %. Según una encuesta incluida en dicha memoria, solo un 22 % de los puestos directivos están ocupados por mujeres.

Crece el interés, falta atractivo

Rodríguez destaca el interés femenino creciente en un sector que, al igual que la pesca marítima, ha sido tradicionalmente de hombres y al que las mujeres tenían más difícil la incorporación por la conciliación con responsabilidades familiares que no tenían ellos. Pero para esta integración, opina, la actividad debe ganar «atractivo» en cuanto a mejoras salariales y acceso a la financiación y al emprendimiento.

De entrada, la acuicultura es una producción primaria, que exige adaptación a los horarios y a temporadas como la de siembra de alevines, en las que se intensifica el trabajo. A juicio de la portavoz de Apromar, los esfuerzos para impulsar la igualdad deben hacerse visibles y para ello es importante que las empresas tengan certificados de calidad controlados por auditorías que comprueben «que se hacen las cosas bien».

Por otro lado, añade que dentro de los proyectos de investigación aplicada de Apromar y en la creación de grupos de expertos se está potenciando la paridad. No obstante, afirma que el cierre de la brecha de género es tarea de las administraciones y no solo sectorial, porque en la acuicultura no hay problemas para contratar trabajadoras.

Los retos económicos de la acuicultura

Rodríguez reconoce que el desarrollo de la acuicultura está estancado en España, a pesar de ser una producción «más sostenible y con menor huella de carbono» que las de otros alimentos. Contrapone ese estancamiento a la expansión de la piscicultura mundial y lo atribuye a «problemas burocráticos y administrativos» en España donde, por ejemplo, para obtener una licencia de una instalación se tarda una media de cuatro años, una «barrera que desincentiva» la inversión y el emprendimiento.

Asegura que en el país existen el conocimiento, los científicos y las condiciones acuáticas adecuadas para cultivar peces o mariscos. «Tenemos un sector con empresas internacionales o incluso multinacionales que podrían expandirse, puesto que España importa más pescado del que genera. La acuicultura española está preparada», según Rodríguez, quien destaca su valor laboral para aportar calidad de vida a zonas costeras y rurales con dificultades para implantar otra clase de empresas.