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Expomar recordará en verano la «guerra del bonito», que desató una batalla naval en 1994
19 ene 2014 . Actualizado a las 07:01 h.Volantas pelágicas, redes de enmalle a la deriva o cortinas de la muerte. Por todos esos nombres se conoce el arte de pesca industrial que veinte años atrás desató la «guerra del bonito». Con Burela como epicentro de una lucha por la pesca sostenible, el mundo se enteró de la batalla por el atún blanco cuando se enfrentaron en alta mar barcos españoles con franceses, ingleses e irlandeses. La batalla naval marcó un punto de inflexión en una pugna por el pescado que más tarde se resolvería con la prohibición de las volantas en la costera del bonito. Pendiente de todo lo que tiene que ver con lo marinero, la Fundación Expomar recordará esos acontecimientos en mayo y junio.
Más de cuatrocientos boniteros españoles amarraron en Burela a finales de julio de 1994. Abandonaron la pesquería estacional tras un violento enfrentamiento en alta mar con volanteros franceses, ingleses e irlandeses. Se quedaron con el volantero galo La Gabrielle, sin tripulación, con dos escopetas a bordo y más redes de las permitidas. De nada valieron los intentos de la Armada de frenarlos. Querían demostrar al mundo todos los perjuicios que causa al medio marino el enmalle a la deriva, así como la vulneración de la norma sobre la longitud máxima de esos aparejos.
De esa defensa de la pesca tradicional de bonito a la cacea o al curricán, que siguen practicando los españoles, también se acuerdan ahora quienes cada verano vuelven al atún blanco y se topan con parejas de arrastreros de gran apertura vertical. La «guerra del bonito» acabó con las redes de enmalle a la deriva, pero continúa la competencia entre distintas flotas por el bonito del norte. Otra vez son franceses, irlandeses e ingleses los que intentan conseguir el mayor volumen de capturas con el mínimo esfuerzo e inversión. Y en Burela, A Mariña, Galicia y el resto del Cantábrico, insisten en apostar por el método artesanal que ha permitido mantener a lo largo de los años la pesquería estacional del bonito. Parece complicado que ese atún blanco resistiese igual frente a las capturas masivas con artes poco selectivas como las volantas o el arrastre vertical.