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La pesca quiere sentarse con Ribera y Planas para evitar la invasión de eólicos

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

El sector dice que no tolerará que se ocupen caladeros ni daños en el entorno

12 ene 2022 . Actualizado a las 04:45 h.

Cuando el Ministerio de Transición Ecológica (Miteco) esbozó el Plan de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) se preocupó de dejar las zonas de elevado valor ecológico a salvo de los molinos para beber los vientos marinos. También descartó instalarlos en zonas de elevado tráfico marítimo, como el corredor (DST) de Fisterra, la entrada a los puertos de interés general, las zonas en las que se realizan ejercicios militares, o allí donde existan pecios o restos arqueológicos submarinos. Pero no se libró a los caladeros de pesca, ni se atendió a la presencia de barcos pesqueros. Esa evaluación se deja para el momento en que se tramite un proyecto concreto. Será entonces cuando se analizará el impacto sobre la actividad pesquera de cada parque que se pretenda instalar en los ocho polígonos (cinco en Galicia).

El sector pesquero no está dispuesto a pasar por ahí. No comparten el optimismo que en la hoja de ruta de la eólica marina y energías del mar en España deposita el Gobierno acerca de la posible coexistencia de ambas actividades basándose en «la existencia de experiencias positivas en países del norte de Europa que llevan años investigando las posibles sinergias entre la pesca y la presencia de parques eólicos». Quieren pruebas de esa compatibilidad, no ejemplos de «técnicas de pesca pasiva o de navegación de recreo» en plataformas como la del mar del Norte o el Báltico, que no se parecen ni por asomo a la del Cantábrico Noroeste. Pruebas fundamentadas que tendrán que salir de un taller coordinado por la Secretaría General de Pesca, que involucre a científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y a los profesionales del sector extractivo, para determinar cómo afecta a los ecosistemas y a la actividad pesquera la implantación de polígonos industriales para los aerogeneradores.

Ese es uno de los pasos de la hoja de ruta que se ha marcado el sector pesquero del Cantábrico, que ayer se reunió en la localidad asturiana de Puerto de Vega —enclave frente al que se sitúa una de esas ocho áreas reservadas en el norte a proyectos de eólica marina— para dar a conocer su estrategia para evitar verse expulsado de sus áreas de trabajo. También buscan un careo entre el ministro de Pesca, Luis Planas, y su homóloga de Transición Ecológica, Teresa Ribera, en presencia de representantes del sector para exponer la preocupación por el desarrollo del POEM, por los planes de las energéticas para instalar parques marinos y para tratar de evitar la invasión de molinos en los caladeros de pesca y los posibles daños en el ecosistema.

Líneas rojas

Esas dos son, precisamente, las líneas rojas que ayer definió el presidente de la Federación de Cofradías de Asturias, Adolfo García Méndez, en la rueda de prensa en la que participaron representantes del sector de todo el Cantábrico. Para ello, además de buscar la complicidad de la opinión pública, tratarán de conseguir adhesiones políticas y que cada Parlamento autonómico se posicione a favor de preservar la actividad pesquera si se proyecta un parque eólico en sus caladeros.

También recurrirán a los portavoces de Pesca de los grupos políticos con presencia en el Congreso, a diputaciones, concellos, oenegés, entidades de la sociedad civil, etcétera, no para oponerse a los parques eólicos, sino a que estos invadan sus áreas de trabajo.

Coordinarse con los pescadores del Mediterráneo y el golfo de Cádiz y visitar a los profesionales de Viana do Castelo, que tienen la experiencia de compartir sus aguas con el parque eólico marino Windfloat y pueden contar la experiencia son otros pasos que completan esa hoja de ruta.