España pondrá de ejemplo la sardina para pedir una nueva fórmula de fijar cuotas
PESCA Y MARISQUEO
Pesca quiere que a la hora de calcular el rendimiento máximo sostenible no solo se tengan en cuenta los criterios biológicos y se desarrollen herramientas para integrar la información socioeconómica
26 mar 2022 . Actualizado a las 04:50 h.Hace un lustro, los científicos del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) alertaron de la crítica situación en la que se encontraba la sardina ibérica. La biomasa había caído hasta tal punto que los expertos preconizaban que aun prohibiendo totalmente su pesca el stock no se recuperaría en quince años. No solo no hubo ese TAC (total admisible de capturas) cero con el que amenazaba Bruselas, sino que continuó la pesquería. Eso sí, con unas condiciones draconianas pactadas por España y Portugal que hicieron pasar muchas estrecheces a los cerqueros gallegos.
Hoy, cinco años más tarde, la sardina no está oficialmente recuperada, pero va por buen camino. En el 2020 se registró más biomasa de la que se esperaba para el 2023. Y para esta campaña se permitirá pescar a portugueses y españoles 45.000 toneladas (casi 15.000 para la flota española). Pocas, a criterio de los cerqueros, pero más de las 14.600 toneladas que tenían que repartirse al uno y otro lado de la Raia en el 2016.
¿Qué hubiera pasado si la pesquería se hubiese cerrado por quince años? Lo más probable es que parte de la flota estuviese desguazada y posiblemente hubiese sardina, pero no se podría determinar cuánta porque faltarían datos para comprobar la evolución del stock. Ese ejemplo de éxito es el que pretende España emplear para, ahora que toca revisar la Política Pesquera Común (PPC), reclamar herramientas «que permitan integrar la información socioeconómica en la evaluación», no solo la biológica. Fue uno de los retos que Isabel Artime, directora general de Pesca Sostenible, desgranó ayer en Sada, en el marco de la quinta jornada sobre prácticas pesqueras sostenibles organizada por Acerga (Asociación de Armadores de Cerco de Galicia).
Ese, junto al de modificar las normas de construcción de nuevos pesqueros para mejorar la seguridad, la habitabilidad a bordo y facilitar la transición energética de forma que abra puertas al relevo generacional, es uno de los retos por los que habrá que pelear. Avanzar en la regionalización y exigir que todo lo que llegue al mercado comunitario tenga los mismos estándares de calidad de la flota española son otras de las cuestiones apuntadas en la relación de retos y objetivos.