
La familia botó su primer barco en 1922, cuando la villa se distinguía por la pesca
08 oct 2022 . Actualizado a las 19:55 h.En 1922 se inauguraba el campo de Les Corts, el antiguo estadio del FC Barcelona; las mujeres podían votar por primera vez en las elecciones de los Países Bajos; Egipto se independizaba de Inglaterra; se aplicaba por primera vez la insulina a un paciente canadiense; y James Joyce publicaba su célebre novela «Ulises». Ese año, José Rey Pena comenzaba la singladura de una familia de armadores con el barco A Marina. Como un ejemplo de resistencia, la saga continúa hoy en Foz, cien años después.
Tras la botadura de A Marina, los Rey regentaron los siguientes barcos: A Sevilla, A Exploradora (1962), A Alfa, Santiago de Foz y Ruiz Rey (1975), que se perdió en un naufragio en 1987. La respuesta a la tragedia fue no rendirse: botaron el Nuevo Mirando al Mar (1989) y el Ollo do Mar (1988). Este último buque y el Mirando al Mar son los dos pesqueros que la familia ostenta todavía.
Cuando pregunto a Alberto Rey (Foz, 1964) por la efeméride, explica que en casa no se había hablado del centenario. «A verdade é que non o comentamos, pero é bonito e moi curioso ese dato, saber que levamos cen anos nisto», explica. El hecho de no estar al tanto es quizá una muestra de normalidad, ya que generación tras generación esta familia ha vivido del mar. Durante al menos todo un siglo, la pesca «sempre respondeu», resalta.
Alberto, que es armador desde los 25 años, está al frente del cerquero Ollo de Mar, y dos hermanos comandan el Mirando al Mar. Rey, que estudió Náutica en Vigo y obtuvo el título de patrón de pesca, admite que nunca se imaginó otra vida distinta. «Sempre o tiven claro, desde que teño uso de razón. Estaba acabando a escola e desexaba xa embarcarme, saber como era aquelo», relata. Comenzó a los 16 años y no recuerda en exceso la primera marea.
Ollo do Mar y Mirando al Mar son los dos únicos buques que quedan con base en Foz, junto a otras dos embarcaciones que faenan al pulpo. Desde que Rey empezó en la pesca, con 16 años, la localidad ha cambiado mucho. «Esta era unha vila mariñeira, pero xa non o é. Nese aspecto cambiou como da noite ao día», afirma.
Un puerto de referencia en su día en pesquerías como el chicharro -jurel- o la sardina, Foz tiene hoy escasa actividad pesquera. «Aquí houbo moita venta, moitas máis embarcacións, de varios oficios... Agora a confraría existe pero é medio simbólica, non hai mariñeiros que embarquen e sería imposible facer unha tripulación se non fose polos migrantes, e os barcos que temos a base aquí traballamos máis en Burela», indica.
Esa decadencia del Foz pesquero se explica por varios motivos, ahonda. «Desde a chegada do aluminio á Mariña falta persoal, que parcialmente se cubriu cos migrantes. Pero tamén ocorre que aquí sempre houbo mal porto, que obriga a esperar a que suba ou baixe a marea para entrar. Cos barcos máis grandes, iso deixou de ser asumible. Os ritmos de vida e de traballo de hoxe son moi diferentes. Ademais, as políticas pesqueiras poden estar detrás de que se perdan un pouco as tradicións, pero iso non ocorre só aquí», precisa.
Aún así, Rey no se muestra nostálgico. «Outros peiraos melloraron e non está mal que se centralice a actividade pesqueira», expone.
Alberto fue patrón mayor de Foz durante dos legislaturas. Un cargo sacrificado, señala, que es difícil de compaginar con la pesca. «Aquí en Foz non hai unha conflitividade excesiva. Os maiores problemas veñen cando tes que ir a unha reunión á Coruña ou a Santiago de Compostela, despois de vir do mar e antes de volver ao traballo. Ás veces era moi cansado», razona. Aún así, de faltar relevo en la cofradía focense, no descarta que alguno de los integrantes la familia Rey se involucre de nuevo. «Mentres esteamos aquí non imos deixar morrer isto», resalta.