Mi primera reunión con el eurocomisario de Pesca
PESCA Y MARISQUEO
![Cuarto y quinto por la izquierda, Basilio Otero, presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores (FNCP), y Virginijus Sinkevicius, eurocomisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, con otros dirigentes de la FNCP tras reunirse este viernes en Bruselas](https://img.lavdg.com/sc/2fqavoATYwV2sP-7YXpyBAvlcOQ=/480x/2022/11/18/00121668800042591505615/Foto/X18N2042.jpg)
Basilio Otero, presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores, comienza a explicar partes de su trabajo «que nunca cuento»
19 nov 2022 . Actualizado a las 19:04 h.He decidido escribir experiencias como presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores (FNCP) que nunca he contado. Cada semana enviaré un artículo para explicar un poco del trabajo que tengo, el mejor del mundo, y que nunca cuento. Lo llamaré «Diario del presidente de las cofradías». Será un diario de experiencias, las experiencias de un marinero de Burela que tiene el honor de ser el presidente de la FNCP.
El viernes estuve con el comisario de Pesca Virginijus Sinkevicius por primera vez. Le habíamos pedido reunión en otras dos ocasiones y nunca nos había contestado. Sabía de su edad, pero me impresionó que realmente parece muy joven, demasiado a mi parecer para ser euromisario. La reunión empezó con sorpresa ante la magnificencia del edificio Berlyamont y la calidad de los materiales de las distintas salas.
La seguridad es superior, nunca había estado en un sitio con tanta; la amabilidad de los agentes de seguridad es igual de superior, hay que reconocerlo.
La sala de reuniones era inmensa, eramos 10 y podíamos haber sido 40. La distancia con el comisario era de no menos de cinco metros y me recordó a una de hace poco tiempo de muchísima más trascendencia que la nuestra y que fue motivo de polémica. La gente que acompañaba al comisario se disculpó luego por la sala, no había otra disponible. ¡Menuda mala pata que tenemos! Para una vez que visitamos al jefe de la pesca europea están las salas ocupadas.
La reunión transcurrió como ya se ha dicho en prensa, pero algo me llamó la atención. Algun@s colaboradores que habían estado con él se quedaron después de la reunión para hablarnos de la bondad del comisario. Nunca me había pasado algo así y me sorprendió. Para mí fue algo que nunca había experimentado y la verdad es que nos sentimos muy arropados por aquellas tres personas.
Evidentemente, cuando salí del edificio seguía igual de enfadado por haber estado con cuatro de mis vicepresidentes y el secretario de la federación andaluza —a los que agradezco el esfuerzo— para nada.
Para nada porque el comisario se escudó en los reglamentos que él tenía que cumplir y, a pesar de que en varias ocasiones dijo que las decisiones que tomaba eran siempre teniendo en cuenta a la gente de la mar, la realidad es que parece todo lo contrario. Barcos en el Mediterráneo con 114 días de trabajo para todo el año y barcos con la mitad de capturas en el Cantábrico, a pesar de alargar las mareas en un 25 % del tiempo, lo atestiguan.
En fin, que hoy es sábado y el lunes le pediremos una nueva reunión, por aquello de no dejar enfriar el conocimiento.
Mientras yo les escribo estas líneas en Bruselas esperando el viaje a Roma que inicio mañana para la ponencia que daré en la FAO, con la colaboración de la Santa Sede. Esa es una historia que os contaré la semana que viene.
Me despido recordándoos que comáis pescado, que es sano y saludable.