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El malpicán que tuvo tres trabajos para poder comprarse un barco y que ahora es patrón en Asturias

Marta López CARBALLO / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

César, tras una jornada de pesca en el barco que comanda en Asturias
César, tras una jornada de pesca en el barco que comanda en Asturias CÉSAR GARRIDO PENA

Durante cuatro meses César trabajó en el mar, en una empresa maderera de Vimianzo y en una pizzería de Malpica

14 jul 2024 . Actualizado a las 04:46 h.

Del mar al monte, y del monte, a la hostelería. Durante cuatro meses, el malpicán César Garrido Pena, que tiene ahora 26 años, sostuvo tres trabajos para poder cumplir su sueño de comprarse una pequeña embarcación y salir a faenar por su cuenta. «Se eu non loito polo meu futuro, quen o fará?», reflexionaba hace unos meses para La Voz en uno de los escasos momentos libres que le dejaba su apretado horario: de cuatro de la madrugada a dos del mediodía salía al mar, por la tarde trabajaba para una empresa maderera de Vimianzo, y los fines de semana, en una pizzería.

Pasados unos meses logró reunir el dinero que necesitaba para comprarse un pequeño bote, pero le surgió una oportunidad que no quiso desperdiciar: mudarse a Asturias y estrenarse como patrón en una embarcación local. «Quería coller horas de navegación, pero tamén coñecer mundo: outros portos, outra xente... Así, se o día de mañá teño que vir por aquí co barco, saberei desenvolverme», explica César desde Llanes, que mantuvo su empleo en la madera hasta el mismo momento de coger las maletas. «E ao vir tamén estiven algo na hostalaría, pero agora estou 100 % centrado na pesca», añade.

César, tras una jornada de pesca en el barco que comanda en Asturias
César, tras una jornada de pesca en el barco que comanda en Asturias CÉSAR GARRIDO PENA

Una entrega absoluta que requirió un cierto proceso de adaptación, pues, por muy bonito que sea, Llanes ni se le parece a su Galicia natal, confiesa el joven. «Eu son moi galego e encántame a miña terra. Como aí non se está en ningún sitio», cuenta cuando lleva unas dos semanas yendo al mar en la campaña del bonito.

No ha sido un camino de rosas, y de hecho ya ha tenido que lidiar con alguna que otra avería y con su primer temporal, que logró capear con soltura. Le tiene respeto al mar, pero lo goza «como un neno pequeno», reconoce. También ha hecho migas con patrones locales y con marineros retirados que le han ofrecido su colaboración. «Viron que me esforzo e que traballo e gañeime o seu respecto. Estou moi agradecido por iso», apunta César, que faena en compañía de un marinero senegalés. «Estou na ponte de mando, pero tamén saio traballar. Son moitas horas, pero paga a pena. Quero progresar e sei que o momento para meterlle horas é agora, pois con 40 anos non creo que dese soportado este ritmo», relata el malpicán.

Imagen de hace unos años, cuando César todavía faenaba por Malpica
Imagen de hace unos años, cuando César todavía faenaba por Malpica Ana Garcia

Embarcado desde los dieciséis años, aprendió de varios patrones a los que agradece su empeño por enseñarle el oficio. «De non ser por eles, e polo que me ensinaron, non sabería saír adiante, por exemplo, das avarías que tiven dende o primeiro día», cuenta César, que aunque en un principio la idea era irse a Llanes por tres meses, quizá se quede durante un tiempo más para seguir sumando horas de navegación y experiencias como patrón.