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El cerco trabaja en un plan de gestión para mejorar el precio de la anchoa

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

CARMELA QUEIJEIRO

Inquietud entre armadores gallegos por si incluye un reparto que los perjudique

06 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace ahora casi diez años, armadores y marineros del cerco, con sus familias, pasaban estas fiestas frente a San Caetano. Protestaban por una falta de cuotas que creían derivada del reparto que un año antes se había hecho por comunidades autónomas de las posibilidades de pesca del jurel y de la xarda. Una distribución que desató airadas movilizaciones que acabaron en batalla campal delante del Parlamento de Galicia. «Haberá que volver a acampar», sugería estas Navidades un armador de cerco gallego, temeroso del reparto de la anchoa que se está fraguando en el seno de las organizaciones de productores del Cantábrico, Opescantábrico.

No es la primera vez que se sugiere la posibilidad de distribuir el bocarte (Engraulis encrasicolus). De hecho, era una sugerencia planteada por Cantabria y el País Vasco —este aún añadía el bonito— en el 2021 a la que Galicia y Asturias dieron entonces un no tajante a la propuesta. Pero ahora las cosas han cambiado. Aparte de que «non podes estar sempre instalado no non porque non», explican fuentes de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga), que matizan, no obstante, que los trabajos están muy en pañales y solo ha habido una primera toma de contacto.

Sin embargo, saber que de nuevo se ha abierto el debate ha llenado de inquietud a armadores gallegos. Cierto que ha cambiado la normativa y la Ley de Pesca Sostenible e Investigación Pesquera modula el peso de los derechos históricos a la hora de repartir para dar también importancia a criterios sociales y económicos, pero temen que de nuevo la flota gallega salga perjudicada porque tiene menos derechos, históricos, sus barcos son más pequeños en GT (arqueo bruto) y llevan menos tripulantes. Es decir, que tendrían todas las de perder.

 Mejora de la gestión

«Como decimos aquí en el País Vasco: ‘De lo que veas, la mitad; y de lo que escuches, nada’», dice Norberto Emazabel, portavoz de Opescantábrico. Reafirma lo apuntado desde Acerga, que los trabajos ni siquiera han arrancado y, sobre todo, subraya que no se trata de un reparto de la anchoa, sino de un plan de gestión que tendrá por objetivo levantar el precio del bocarte. «La anchoa no puede estar en lonja más barata que un euro», indica tajante. Y ahora lo está. Lo está «porque no lo estamos haciendo bien», opina. Porque «cuando arrancamos la encontramos pequeña y tiene poco valor y cuando aparece la buena ya hay poca cuota», apunta De lo que se trata es de «ir al mar a ganar dinero» y ahora la anchoa, «un producto que debería tener un precio importante, tiene un valor residual».

Por eso, dice Emazabel, hay que cambiar la gestión. Cómo se hará todavía está todavía por definir. Por el momento, hay que recabar datos de la flota y de la pesquería, meter fórmulas en el ordenador y corregir lo que está mal, resume el responsable de Opescantábrico. De ahí que todavía no tenga sentido hablar de históricos, GT o tripulantes. Ni siquiera de cuotas individuales por embarcación.

El parón navideño ha interrumpido los trabajos en el seno de Opescantábrico —integrada por Acerga, Opegui, Opescaya, Opacan, Opromar y la Cooperativa de Ribeira— pero la intención, según explica Emazabel, es que ese plan de gestión esté preparado para arrancar en la próxima costera, allá por marzo. Por eso que pretenden tener una propuesta que poner sobre la mesa de la Secretaría General de Pesca a mediados de mes. El líder de la asociación de OPP del Cantábrico sostiene que la mayor parte de la flota «entre el 70 o el 80 % está interesado» en cambiar una gestión que no está resultando.

Madrid cerró la pesquería en el Cantábrico a principios de agosto hasta octubre

El bocarte —anchoa en el País Vasco y boquerón en Andalucía— es, con la sardina, una de las especies que el cerco del Cantábrico no tiene repartidas por embarcación. Sí están distribuidas por barco la xarda y el jurel, que además también se reparten por segmentos de flota y comunidades autónomas.

Actualmente, la gestión de la Engraulis encrasicolus se hace a través de la asociación de organizaciones de productores de pesca del Cantábrico, que es la que marca el inicio de la temporada, establece cupos de desembarco, número de piezas por kilo que pueden desembarcarse y cuándo debe interrumpirse la pesquería (bajada de bandera) porque los ejemplares son demasiado pequeños o porque el precio no es el más conveniente para la flota.

Normalmente, el grueso de la cuota global, en torno a un 85 %, se podía pescar en el primer semestre del año, mientras que para la segunda parte del ejercicio se dejaba entre un 10 o un 15 %. Pero el año pasado, la pesquería del Cantábrico se cerró en agosto porque se estaba a punto de agotar todo el cupo que había y no se reabrió hasta finales de octubre gracias a una cesión por parte de Francia, según el Ministerio de Pesca.

Desde Acerga explican, además, que las piezas buenas, de la que entran 36 en kilo, aparecieron a la altura de Gijón y, sin embargo, la flota «non se moveu, seguiu pescando por fóra do cabo Machichaco, collendo pezas máis pequenas, de ata sesenta grans [individuos], que se vendía a un euro ou menos».