El periodista presenta su última novela, ambientada en Australia Asia y la zona del Pacífico son uno de los «amores recurrentes» de Manu Leguineche, experimentado periodista y contumaz viajero, que presentó ayer su último trabajo, «La Tierra de Oz». Sólo las citas olímpicas llevan a este país al primer plano de la actualidad «demostrando su pujanza económica»
18 sep 2000 . Actualizado a las 07:00 h.Si algo le sobra a Manuel Leguineche es olfato periodístico. Y este sabueso de las buenas historias y el reportaje de largo aliento sabía que era el momento ideal, Olimpiada de por medio, para hablar de Australia, ese lejano y vasto continente que nos acerca ahora la televisión con el pretexto de los últimos Juegos Olímpicos del milenio. Un país «cuyo principal problema quizá sea la ausencia de problemas», indica Leguineche. Más allá de todo «Como la tierra de Oz de la película, Aus-Oztralia está más allá del arco iris, más allá de todo», dice Leguineche. «En Australia nunca pasaba nada, y esa nada es lo que define a un país que atesora un gran secreto, el de haber logrado una aceptable convivencia entre razas y culturas diferentes de todo el mundo, con una población que, en un 80%, vive en la costa». Y eso a pesar de «historias negras como el acoso y exterminio de la población aborigen». La primera aproximación de Manuel Leguineche a Australia data de mediados de los sesenta, en una escapada desde Vietnam con viaje a cargo del ejército estadounidense. Regresaría en otra ocasión, hace doce años, pero no ha dejado nunca de acumular informaciones y libros sobre el gigantesco país y los personajes más descollantes de su historia. Dice Leguineche que los australianos son «personas muy concentradas en sí mismas, que se están mirando continuamente el ombligo y con complejo de inferioridad», lo que ha abonado su franca oposición en algunos momentos de su historia a personas de otras procedencias, gentes que se dejaron seducir por la pujante situación económica y el altísimo nivel de vida de este joven país.