Francisco Leiro, escultor Francisco Leiro es un escultor inclasificable, que escapa a modas y épocas. A caballo entre España y Estados Unidos, este «galician man in New York» es el responsable de una obra compacta, llena de simbología y apegada a la tradición de los grandes volúmenes. Irónico como un miembro de los Monty Python, Leiro, que actualmente expone en Madrid, declara no entender lo de las nuevas tecnologías en el arte, aunque considera que «está muy bien que las mujeres hayan dejado de lavar a mano».
03 jun 2001 . Actualizado a las 07:00 h.El escultor de Cambados vuelve a la galería Marlborough, en Madrid, para mostrar hasta el final de la primavera la dura belleza formal de sus bosques humanos en madera policromada. Mucho más reflexivo que en anteriores exposiciones, Leiro despliega sus últimas creaciones como si fueran cantos entonados por la melancolía de uno de los escultores españoles más reconocidos a nivel internacional. -¿Qué se va a encontrar el público en la exposición? -Un paso más en mi trabajo, pero no hay grandes novedades. Una de las diferencias con mis exposiciones anteriores puede estar en el hecho de que en esta ocasión las piezas suelen estar más conjuntadas, en grandes grupos escultóricos y en cuatro familias distintas. -En esta exposición hay menos ironía. -Lo que pasa es que siempre se tiende a clasificar las obras y los artistas. En cada pieza cuento una historia distinta. Aquí he hecho menos ironía y he tocado en menor medida mi humor tradicional, lo que no quiere decir que lo haya dejado. Aquí hay piezas que están más cercanas a mi idea de la melancolía. -¿Se considera un artista difícil de catalogar? -A mí me gusta tratar toda la historia del arte, en cada época encuentro cosas distintas. Creo como muchos, los que nos ha tocado madurar después de la modernidad, que ya no existe la vanguardia. Y vislumbrar todo este tiempo lleno de obras de gran valor hace que me sienta libre. No tengo prejuicio ninguno. Por lo tanto, ¿por qué someterte a ningún dogma estético?